Durante las manifestaciones existieron varios episodios en los que la violencia alcanzó ciertos picos que no se evidenciaron en el paro de octubre de 2019. Así, en esta ocasión, la delegada de la Defensoría del Pueblo en Chimborazo, Mónica Bonilla, habla sobre el proceso que ha llevado a cabo por esta entidad en los procesos de movilización, así el cómo alcanzar la paz.
¿Cómo queda la sociedad después del paro?
Hay muchos tópicos por donde se pueden analizar, sea desde la cuestión infraestructura, de relacionamiento político, económico y social. Hay muchos aspectos con los cuales se puede hacer una reflexión, entendiendo que la protesta de un lado y del otro tiene motivaciones o razones en cualquiera de las partes. Creo que es importante que en el ámbito de un Estado constitucional de derechos las personas, independientemente de su condición étnica, de su situación y, desde la concepción de sujetos de derechos que son las personas, los pueblos, nacionalidades y los colectivos, podamos hacer efectivo el ejercicio de todos los derechos en todas sus dimensiones. Entonces, yo creo que, desde ahí, debería ser centrado el análisis, desde la cuestión de los derechos.
¿Se ha constatado violación de Derechos Humanos durante las jornadas de protesta de junio?
Considero que es importante recordar quién garantiza, quién protege, quién tutela los derechos, y ese es el Estado. El Estado representado a través de sus agentes, llámese cualquier tipo de institución, sea a través de sus servidores, de sus trabajadores. Es el Estado quien debe garantizar la aplicación y el cumplimiento de todos los derechos; debe respetar para que nadie atente contra los derechos; entonces, desde ese punto de vista creo que es importante decir que el Estado, en este caso el Gobierno, con sus diversos estamentos, tiene, justamente, esa obligación de respeto. Y la ciudadanía, con su rol importante, debe exigir el cumplimiento de los mismos.
Cuál fue el rol de la Defensoría del Pueblo durante las movilizaciones?
Dentro de la función que le establece la Constitución se encuentra, justamente, la tutela, protección y promoción de los derechos. En ese contexto, y dada la situación de movilización, ha habido una directriz clara desde el defensor del Pueblo, que ha sido el realizar el monitoreo, la verificación de las diversas formas de manifestación de las personas, de los pueblos y las nacionalidades, y ese ha sido el rol que la Defensoría ha jugado. En ese contexto, se han dado muchas situaciones que van desde una cuestión de generación de personas afectadas en su integridad física.
Hablando de monitoreo, ¿cómo están los infortunados hermanos Sislema?
La Defensoría del Pueblo, dentro de su artículo 215, numeral 4, justamente le compete hacer la vigilancia al debido proceso, esto en los casos que sean judiciales o administrativos. Es de conocimiento público que existen estos casos, pero también existen otros, en los cuales la Defensoría, específicamente en cinco casos de las personas afectadas, se encuentra realizando la respectiva vigilancia al debido proceso, y con esto se está garantizando que las partes tengan esta garantía y que se respeten los trámites tanto en Fiscalía como los que ya están judicializados en las diversas unidades de la jurisdicción.
Hablando de relaciones sociales, ¿qué se ve en la sociedad ecuatoriana?
Es importante analizar que, en situaciones como las que hemos venido afrontando lo más reciente, digamos una movilización en 2019, una pandemia en 2020 y 2021, y ahora una nueva movilización, la ciudadanía tiene cierta afectación, y esto en su salud mental, en su equilibrio. Desde ahí, creo que han aflorado ciertas situaciones de cómo miramos al otro. Como Defensoría y como personas estamos siempre sensibilizando, concienciando a que podamos realmente construir una sociedad, una cultura de paz, de respeto a la diversidad. Creo que por ahí deberíamos ir a una reflexión de cada uno de cómo ha sido mi rol, mi papel, en torno a qué significa la paz.
Para usted, ¿cuál es el concepto de paz?
No es solamente la ausencia de un conflicto, sino también debe tener una satisfacción y una armonía el ser y sus necesidades básicas, básicamente.
¿Qué le haría falta al Ecuador para hablar de paz?
Se debe aplicar uno de los principios justamente de los derechos, es decir: la igualdad de las personas, y no solo una igualdad formal, que no diga que todos somos iguales. Se debería hablar de una igualdad real, que sienta que todas las personas podamos estar felices y satisfechas.