Este domingo, 03 se registró una mañana fría en Riobamba, algo nada favorable para los negocios, en especial para la venta de cangrejos de Gabriela Falconí. El frío no ayuda a comerciantes, que se reactivan de poco a poco.
Situación. En la esquina de las calles Larrea y Olmedo, los cangrejos y la vendedora eran los protagonistas de una vía sin peatones y con poco tránsito vehicular, y unas potenciales clientas se acercaron al puesto con miras a comprar. Falconí las atendió explicando que el cangrejo era fresco “las patas sí están gorditas, solo que no las puedo sacar porque se rompen”.
Compra. Indecisas y con el antojo apremiante, Jéssica Hernández, acompañada de dos chicas más, cuestionaba a Falconí, ya que su casero habitual no estaba en el lugar.
Cantidad. Entre broma y broma del precio y tamaño del producto intentaba regatear el costo de venta, la vendedora manifestó: “no están muy sucios los cangrejos, depende de quien los pesqué, hay personas que los dejan casi listos, como éstos, y otros que los dejan con poco más de lodo”. Así las clientas compraron dos sartas en $17 dólares.