María tiene un almacén donde se vende todo tipo de accesorios para celulares, sin embargo, si se quedaba impasiva durante los setenta y cinco días que no podía abrir el local, lo más seguro era que tampoco no pueda darles de comer a sus cuatro hijos. Ella es divorciada, y es el único sustento para sus pequeños. La crisis a golpeado a todos los sectores entre ellos a los comerciante, en toda la provincias y ciudades comercios buscan ingresos.
Realidad. Esa es la razón para que se haya decidido ir a comprar una madrugada en el mercado “Mayorista” todo tipo de productos de primera necesidad, como col, lechuga, tomate, zanahoria, arveja, entre otros productos más, colocarlos afuera de su negocio y tratar de venderlos a los vecinos. Una de las realidades es que muchas personas, cuando empezó la emergencia, prefirió no salir, por ello vio en estos negocios improvisados el mejor lugar para hacer sus compras.
Situación. En menos de dos meses duplicó sus ventas. Ahora ya no solo se dedica a vender legumbres, sino carne de pollo, chancho, mariscos, entre otros productos más. Sin embargo, no todas las personas están de acuerdo con esta realidad. Don Juanito, el propietario de una tienda que queda a menos de una cuadra de María, asegura que no es justo lo que está pasando, porque, en su caso, ha invertido durante años para poder conformar su negocio, pero ahora se han improvisado este tipo de negocios en las veredas y en los garages, los mismos que no cuentan con los respectivos permisos, no pagan patentes y tampoco impuestos. La pandemia ha dejado este tipo de realidades que lo que generan son encrucijadas, porque hay gente que encontró así la forma de vivir.