“Nunca quise irme”, afirma Betty, quien, acorralada por su exesposo, tuvo que tomar un avión con destino a Italia, dejando a sus hijos Mario -de 5 años- y Mariuxi -de 3- al cuidado de la familia paterna, sin imaginar que esto daría inicio a una serie de violencia y estafas contra ella y sus niños. EL ALMA ROTA Y UN SUEÑO EN MENTE…
Atención. En 1999 Betty llegó a Italia ‘con el corazón en las manos’ y un sueño en la mente. La entonces diseñadora de modas pronto se puso el uniforme de ‘chacha’ (empleada) y empezó a limpiar baños y cuidar adultos mayores, teniendo presente la deuda por movilización, su estado como indocumentada y la presión de su expareja, pues el hombre ya había comenzado con las estafas y los chantajes.
Entérate. Tomando como pretexto a los niños, su cuidado y manutención, la familia paterna pedía dinero constantemente a Betty, quien en su afán por proteger a sus pequeños enviaba más de mil dólares mensuales, además de ropa y obsequios para los suyos.
Además. La madre ponía todo su sacrificio en un sobre y lo cerraba con la esperanza de que sus hijos tuvieran una vida mejor. Después de 11 años de haber enviado miles de dólares, regresa a su país con la esperanza de ver cristalizados sus sueños y poder quedarse junto a sus pequeños, pero la realidad le dio el golpe más grande de su vida… De rodillas, la mujer dimensiona el tamaño de la estafa cometida en su contra, pues, la familia y su expareja “se lo comieron todo”, por lo que Betty no tuvo más opción que regresar a Italia.
A saber. El padre no permitió que se llevara a sus hijos, pues sabía que eso sería el fin de ‘la gallina de los huevos de oro’, además aún no cumplían la mayoría de edad y necesitaban la firma que, por cinco ocasiones, les negó. Una tarde, el hombre sumergido en la rabia contra Mariuxi, quien, se había comunicado con su madre, la sometió con tal bestialidad, al punto que la adolescente fue trasladada al hospital, mientras, al otro lado, Betty, desesperada, buscaba noticias de sus hijos…