Educación online vs educación presencial: Mientras los adultos para salir a la calle se ponen hasta doble mascarilla, hay padres de familia que optan por no colocar los barbijos a sus hijos más pequeños. Esto porque, según varios estudios, ellos son menos susceptibles a contagiarse de Covid-19. En la actualidad se analiza si la nueva variación del coronavirus los vuelve más susceptibles. Todavía no hay nada oficial.
Cifras.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de los casos diagnosticados de Covid-19 en todo el planeta, el 1,2% corresponde a menores de cuatro años; el 2,5%, a niños entre cuatro y 14 años; y el 9,6%, a los jóvenes de entre 15 y 24 años. Por el contrario, el 64% de infecciones detectadas se han producido en personas de entre 25 y 64 años y algo más del 22% en mayores de 65 años. En Ecuador, donde se registra un total de 206.329 casos de coronavirus, el 0, 2 por ciento de casos se ha dado en niños entre los 0 a 11 meses; el 0.5 por ciento en niños de 1 a 4 años; el 0.8 por ciento en niños de 5 a 9 años; el 1.4 por ciento en niños de 10 a 14 años y el 2, 9 por ciento en jóvenes entre los 15 a 19 años.
Interrogantes.
Si bien hoy por hoy no existe una respuesta definitiva, las evidencias que existen en todos los países del mundo, reflejan que los niños y niñas no son los “supercontagiadores” de Covid-19, como se ha creído en un inicio, ni tampoco atraviesan por esta enfermedad de la forma en cómo lo hacen los adultos. Los síntomas suelen ser más leves y hasta muchos de ellos son asintomáticos. A esto se suma que en ellos no se registran los mismos efectos devastadores que en las personas adultas.
Estudios.
Un artículo en la revista científica Nature repasa las causas de esta mayor protección de los menores, una de ellas sería que el sistema inmunológico de los niños parece estar mejor equipado para eliminar el SARS-CoV-2 que el de los adultos. “Los niños están muy adaptados, y muy bien equipados para responder, a nuevos virus”, dice Donna Farber, inmunóloga de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Dato.
Otra pista de que la respuesta de los niños al virus es totalmente diferente de la de los adultos es que algunos niños desarrollan síntomas de Covid-19 y anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2, pero nunca dan positivo para el virus en una prueba estándar de RT-PCR. En un estudio, tres niños menores de diez años de la misma familia desarrollaron anticuerpos contra el SARS-CoV-2, y dos de ellos incluso experimentaron síntomas leves, pero ninguno dio positivo en RT-PCR, a pesar de haber sido examinado 11 veces durante 28 días mientras estaba en contacto con sus padres, que dieron positivo.
Inmunidad.
El sistema inmunológico de los niños ve el virus “y simplemente genera esta respuesta inmune realmente rápida y efectiva que lo apaga, antes de que tenga la oportunidad de replicarse hasta el punto de que dé positivo en la prueba de diagnóstico con hisopo”, sostiene Melanie Neeland, inmunólogo del Murdoch Children’s Research Institute en Melbourne, Australia. Ante esta realidad. ¿Los niños y niñas en Ecuador deberían volver a clases presenciales?
En la zona rural, se vive una realidad distinta
María Ricardina es la madre de 5 menores de edad. Ella vive en la comunidad de Pichán, sobre los 3.500 metros sobre el nivel del mar. Antes de la pandemia, sus hijos acudían a una escuela del cantón Guano, sin embargo, debido a la suspensión de clases, no tuvo otra opción que hacer que sus hijos se queden en casa.
Realidad.
Los dos mayores, Juan y María, ayudan todos los días en las labores de la agricultura. En esta familia solo existe un celular, al que se le pone 5 dólares para que sus hijos adolescentes puedan escuchar las tareas que la maestra envía por Whatsapp. Sin embargo, la situación no es tan fácil. Deben bajar hasta el sector de San Isidro de Patulú para tener señal de internet, caso contrario, les resulta muy difícil.
Situación.
Con los dos más pequeños pasa algo parecido. Aunque al de 5 años no recibe clases, porque “si no está la profesora al frente ¿cómo van a aprender?”, dice María Ricardina, quien explicó que,en todo caso, en algún momento se podrá recuperar las clases, pero que mientras sea por modalidad virtual, se les hace muy difícil porque, primero, no saben bien manejar los medios tecnológicos; no cuentan con dinero para poner cada vez y cuando megas y porque tampoco en la zona la señal es muy buena.
Caso.
Estas realidades que se viven en las zonas rurales del Ecuador han hecho que, en algunos casos, se solicite el retorno a las clases presenciales ya sea por los padres de familia, por los maestros o por los mismos estudiantes, quienes aseguran que por más que se haga el intento, dista mucho las clases mediante un celular o de una computadora, con la clase presencial.
Autorización.
Fue la pasada semana cuando el Comité de Operaciones Emergente Nacional (COE-N) autorizó el retorno a clases presenciales a 204 establecimientos educativos fiscales. En este listado se encontraban 4 del cantón Cumandá, perteneciente a Chimborazo. María Inés, profesora de una escuela del cantón Alausí, comentó que los maestros rurales han tenido muchísimos problemas con las clases virtuales.
“Desde el inicio del año los papás del campo han tenido que verse obligados a contratar planes de internet, pero, aún así, de un 100 por ciento, creo que solo el 50 por ciento de estudiantes entrar a una clase virtual con los docentes. Nosotros solo nos limitamos a mandar las tareas por Whatsapp. Un 20 por ciento ni siquiera tiene esta aplicación, ni internet. Solamente utilizan un celular con el que a lo mucho pueden enviar mensajes de texto, entonces las dificultades que nosotros tenemos sí son bastantes. No se puede trabajar normalmente”, comentó la profesora.
Medios.
La profesora está consciente que son los docentes los que deben encontrar los medios para enviar las tareas, es por eso que, por eso, se está enviando a los infocentros. Ahí nos están ayudando con las copias para entregarles a los padres y ellos a sus hijos.
Clase.
Otra de las problemáticas es que como no se puede ver a los estudiantes, no se les puede enviar las tareas a diario , entonces tampoco por parte del estudiantado se estaría prestando atención. “Nosotros como docentes mandamos actividades semanales, pero no se cumple con las actividades. Por ejemplo, cuando vamos a revisar los portafolios, solo entregan dos o tres deberes de los seis o siete que hayamos mandado.
Es un retroceso fatal. Hay muchos vacíos que no se pueden llenar. Aparte que los estudiantes también están confiados en que ninguno puede perder el año. Entonces es ahí cuando los docentes nos vemos forzados a buscar mil maneras para llegar al estudiante”, indicó la profesora.
Dato.
Estas son las realidades que se viven hoy por hoy en la educación, lo que hace pensar que, de alguna manera, se debería volver al aula de clase a.