Anita del Pilar Fernández Falconí es una activista que lucha por la igualdad de derechos, tanto para hombre como para mujeres, independientemente de sus preferencias sexuales, asegura. Para esta profesional en Ciencias de la Educación el Estado aún le debe a la sociedad en cuanto a una educación que promueva el respeto hacia los derechos de las mujeres. Derechos de las mujeres son vulnerados.
¿Existen desventajas por el hecho de nacer mujer?
Las desventajas en sí no existen, hemos nacido para ser seres libres y para llevar una vida acorde a lo que deseamos; sin embargo, en el ámbito social sí existen desventajas, las cuales han sido creadas en el sistema en que vivimos. Las mujeres hemos sido rezagadas en muchos aspectos, en la cuestión de educación sobre todo, y en cuanto a las oportunidades laborales.
¿Qué se debería hacer para vivir en un ambiente pleno para hombres y mujeres?
Aunque parezca repetitivo, la solución a las diferencias entre hombre y mujeres se puede sobrellevar en una sociedad mejor educada. Nuestros niños deben aprender a valorar y a respetar a los demás, independientemente de si es hombre o mujer, y esa es la base de todo, y hay que implementar la educación en valores para formar a buenos ciudadanos.
¿Cuál es el rol del Estado en cuanto al respeto de los derechos de las mujeres?
El Estado es todo, cumple un rol fundamental, ya que debe garantizar el respeto a nuestros derechos y, sobre todo, a permitir que nos desarrollemos en diversos ámbitos de la sociedad sin restricciones por ser mujeres. Es una lucha que aún continúa, cada vez tenemos más espacio, pero no es suficiente. Necesitamos que el Estado se comprometa a garantizar nuestros derechos y el de todos los ciudadanos.
Qué se busca con los plantones y protestas en pro de los derechos de las mujeres?
Se busca que nos escuchen, hacernos visibles y luchar por los derechos de todos los ciudadanos. Queremos vivir.
¿En dónde es más evidente la vulneración de los derechos de las mujeres?
Éste es un problema que se percibe en todos los estratos sociales, pero más se evidencia en las comunidades populares, zonas rurales y comunidades indígenas. En estos sitios se limita mucho el acceso a la educación. Los estereotipos sociales permiten que muchas mujeres sean sometidas y no levanten sus voces.
¿Qué deben hacer las mujeres para sobrellevar las desventajas sociales?
Lo principal es empoderarse de los derechos, saber que hay leyes que nos protegen y recurrir a ellas cuando lo necesitemos. Y en este ámbito también debemos ser más enérgicas y exigir que se respeten nuestros derechos. El sistema de justicia y el Estado nos deben mucho a las mujeres.
¿Cuáles son las deudas que la Justicia y el Estado tienen con las mujeres?
La justicia es la que más nos debe, ya que existe impunidad en muchos casos de violencia de género. Hay muchas mujeres violentadas que no han recibido apoyo y que siguen esperando a que se haga justicia en sus causas. Esa es la deuda que se tiene con las mujeres de Chimborazo y de todo el país. Yo no he sido violentada, pero estaré en pie de lucha para que se escuche nuestra voz y que se investiguen muchos casos pendientes y que se retomen algunos que han sido archivados.
C ¿Qué la motivó a ser activista?
Nací y me eduqué dentro de un hogar donde jamás hubo violencia, sino respeto, respeto por los derechos de los demás. Con esas bases en mi formación y al conocer casos de allegados que sí han pasado por episodios de violencia intrafamiliar decidí involucrarme en estas causas y lo seguiré haciendo. He conocido de muchos casos cercanos de víctimas y mi lucha es por ellos siempre.
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