Ayer, 18 de febrero,Dana Ramos fue enterrada en el Cementerio General, cientos de personas acompañaron a los familiares al traslado y a darle un último adiós, a la pequeña de ocho años que fue secuestrada y 16 días después encontrada muerta.
“Vuela, vuela alto Danita junto a Dios, donde la maldad no te alcance”.
Dana desapareció el pasado 1 de febrero, salió de su vivienda, ese mismo día activaron el protocolo para dar a conocer su desaparición, horas más tarde activaron la Alerta Emilia. Padres de familia de sus compañeras de escuela, al día siguiente hicieron un plantón.
Para el 8 de febrero, la Fiscalía dio a conocer que realizaron varios allanamientos, dando como resultado la captura de Mauro R., padre de Dana y Evelyn B., prima paterna, ambos cuentan con prisión preventiva.
En la noche del 16 de febrero, el cuerpo de la niña de ocho años fue encontrado en la cisterna de la casa de los abuelos paternos.
Velorio y entierro
El sábado su cuerpo fue velado en la funeraria Monte de los Olivos, en un encuentro íntimo de los familiares. Para el medio día de ayer, el féretro de Dana llegó hasta la capilla de la Unidad Educativa ‘María Auxiliadora’, pues una gran logística fue activada para dar el último adiós a Dana.
Ella era una estudiante de esta unidad educativa Salesiana, cursaba el cuatro grado de básica paralelo ‘B’. Al ser salesiana, los padres de familia de las compañeras de Dana, así como el cuerpo docente y los directivos del centro educativo prepararon lo necesario para que regresará por última vez a su ‘casa’. Una misa se dio antes de que saliera al Cementerio General.
En la capilla salesiana, los asistentes vestían de blanco, en sus manos llevaban rosas y globos blancos. Los ojos llorosos dirigían la mirada hasta su ataúd. Junto a su féretro estaba un portaretrato con una foto, en la que se veía a una Dana radiante, tierna y sonriente.
Ester, abuela materna, lloraba desconsolada en el fondo de la capilla, tenía la mirada pérdida mientras se preguntaba el por qué, intentando entender lo que pasaba en ese momento. “Vuela, vuela alto Danita junto a Dios, donde la maldad no te alcance”, decía una gigantografía colocada en la pared a lado del altar de la capilla.
Acompañantes
Al menos quinientas personas esperaron que el féretro saliera del colegio, cuando cruzó el umbral gritaron: “justicia, justicia para Dana”, mientras las voces se quebraban en mitad de los pedidos que clamaban justicia.
Al llegar al cementerio, donde Dana Ramos fue enterrada, otras 400 personas esperaban por Dana. Su madre cuando el féretro estaba cubierto por la tierra, abrazó a su hijo mayor, lo abrazó en su pecho y lloraba desconsolada. El mundo se había parado para una madre que perdió a uno de sus hijos.
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