El propósito de año nuevo de ir al gimnasio suele durar poco, ya que la motivación inicial se desvanece rápidamente con el tiempo
«Ahora sí, en 2015 me pongo en forma«. «Subí más de cinco kilos, tengo que bajarlos de inmediato». «Año nuevo, vida nueva«.
Estas frases se repiten una y otra vez los últimos días del mes de diciembre, y con el amanecer de un nuevo año llega el momento de poner en práctica los propósitos que se fueron asumiendo durante las fiestas navideñas.
Cada enero, los gimnasios se llenan de personas motivadas por los buenos propósitos del nuevo año, muchos buscan mejorar su salud, perder peso o ganar fuerza.
El problema es que lo que en un principio parece ser una gran idea rápidamente se convierte en una obligación y pronto pasa al olvido.
¿Por qué la mayoría de los nuevos inscritos abandonan el gimnasio?
Según un estudio de la BBC, entre el 20% y el 30% de las personas que se inscriben en un gimnasio en enero siguen acudiendo a ese centro al cabo de un año.
Al ser enero, el mes de más concurrencia en los gimnasios, es cuando ocurren las mayores deserciones.
En los gimnasios de Riobamba, el panorama es similar. Un promedio de 60 personas se inscriben durante el mes de enero, pero solo 40 siguen asistiendo al final del mes.
El costo de la inscripción mensual varía entre 20 y 40 dólares, dependiendo de si se elige clases con instrucción personalizada o solo el acceso al gimnasio.
Aunque el precio no es un impedimento, la motivación sigue siendo crucial. Un entrenador mencionó que, sin resultados inmediatos, las personas tienden a abandonar rápidamente.
El apoyo de un entrenador o un compañero de ejercicio puede marcar la diferencia, mantenerse en contacto con personas que compartan la misma meta ayuda a seguir enfocado.
Según la IHRSA, en promedio, una persona va al gimnasio unas 54 veces al año, lo que quiere decir un poco más de una vez por semana.