Corrupción baby yunda: ¡Qué “buen emprendimiento” ha sido ser “baby” de un burgomaestre! ¿Qué “joyitas” se fraguarán entre alguno que otro que funge de autoridad de turno? ¡Qué poca vergüenza reina en el país del cuento llamado “dorecua”! ¿Qué otras “perlitas” se cultivarán, esconderán y algún día saldrán a la luz, quizá cuando ya sea tarde?…
En fin, son afirmaciones e interrogantes que se plantea la mayoría de un pueblo imaginario ante la serie de hechos bochornos destapados al encontrarse en un celular, a cuyo propietario -literalmente- “se le durmió el maligno”, pues, cuenta la leyenda -entre real o urbana- que su “phone hueón” estaba alojado en un mueble, bajo un cojín, bien protegido por el mismísimo “padre de los dioses del Olimpo” (amigo fiel del personaje de esta historia), pasando imperceptible para los investigadores, pero, como “mal paga el diablo a sus devotos”, cuando éstos salían sonó el timbre que, de seguro, será de la banda “Madrugando a las 4”, y lo delató, al punto que ha puesto en aprietos a su -de seguro- mismísimo “procreador”, pues, del completo anonimato saltó a la palestra pública, en la que los ciudadanos no precisamente querrán aplaudirlo y vitorearlo por su “talento artístico”…
Sino que, capaz, hasta ajusticiarlo soñarían, de ser verdad las “travesuras” que le ha gustado hacer cuando no estaba haciendo vídeoclips de gángster y que ahora lo han hecho que vuele a refugiarse donde los que violan la ley tienen cabida, donde hay un “canal grandote”, que los acoge, protege y les mandará tranquilos luego de haber hecho bien el gasto y se calmen las aguas en sus tierras. De seguro, esta historia no es real ni jamás podría darse en ningún cantón del Ecuador, ¿verdad?. La ficticia historia de un “baby burgomaestre”.