¿Qué tan complejo es llevar a cabo, internamente, un proceso de rehabilitación?, ¿hasta qué punto se debe llegar para reconocer que se tiene un problema?… Desde las distintas perspectivas que se manejan, ¿cuál es la visión de alguien que se está rehabilitando actualmente? y ¿qué espera para cuando su proceso se acabe definitivamente? Se necesita compañía en todo el proceso
Díganos, ¿cuánto tiempo lleva internado?
Ahorita llevo tres meses en el segundo internamiento. En el primero cumplí dos meses, tuve la recaída al mes que salí, y ahí me di cuenta que sí necesitamos cumplir el tratamiento, lo que es el programa, porque a veces nosotros pensamos que un mes, dos meses son suficientes, y esto no es así, tenemos que cumplir con el programa completo para poder continuar con nuestra recuperación, porque esto del alcoholismo es una enfermedad que la vengo acarreando.
Aquí me di cuenta que es una enfermedad, aquí pude entender que es un mal; yo la vengo acarreando prácticamente desde mis 18 o 17 años más o menos. Ahorita tengo yo 37 años, los últimos años me di, como quién dice, al abandono, comencé ya a tomar en las calles, a dormir en las veredas, lo perdí todo, me quedé prácticamente en cero; entonces, fue por eso que pedí ayuda, para venir de nuevo y, con el apoyo de mi familia, busco cumplir el tratamiento, para salir bien. También es la fuerza de voluntad y la gracia de Dios que uno necesita para poder salir de este problema.
Cuéntenos, ¿cómo era la relación con su familia antes de iniciar el proceso de recuperación?
Solo no me quedé, pero perdí todo lo que tenía.
¿Qué tenía?
Mi taller, perdí el cariño de mi familia, la confianza la perdí; pero, mi esposa sí me apoyó, mis padres lo siguen haciendo, como quien podría decir, yo les defraudé, en ese sentido, pero para eso estamos aquí, esa es la razón por la que estoy acá: el tratar de recuperar toda la confianza de ellos.
¿Cómo reconoció que necesitaba ayuda?
Esto fue porque me di cuenta que perdí el control de mi vida, ahora solo dependía del alcohol para estar bien. Tranquilidad…
¿Ha luchado contra este tema de la abstinencia?
Sí, me ha cogido la abstinencia
¿Qué siente ahí?
Desesperación, angustia de no saber cómo estará mi familia. A veces uno se pregunta ¿hasta cuándo?, ¿no?, pero también es la fuerza de voluntad de decir: “¿no, si una vez ya salí, otra vez voy a recaer y saldré!”; entonces, es más fuerza de voluntad sobre qué mismo se quiere cumplir.
¿Tiene compañeros que siguen en el mismo problema?, ¿también han buscado ayuda?
No que yo sepa, no, yo soy el único que está aquí.
¿Qué espera a futuro?
Una vida buena, una relación confiable con mi familia y, sobre todo, paz y bienestar para todas las personas que me rodean y aman.
¿Qué ha aprendido dentro de esta fundación, en la que está internado, hasta la fecha?
He aprendido a valorarme, también aprendí a valorar las cosas que tenía fuera y que nunca las aprecié; aprendí que todos tenemos una oportunidad, Dios nos da una nueva oportunidad para todos y que sí, ¡sí podemos!, y no importa la edad, el tiempo… siempre estamos a tiempo para hacer las cosas bien.
¿Qué tipo de terapias ha recibido durante su tiempo internado?
Terapias verbales y físicas, hacemos terapias vivenciales, hacemos deporte también; estamos también con un pastor que nos ayuda con La Palabra, y eso también nos sirve bastante en el proceso.
¿Dios ayuda bastante en estos temas?
¡Sí, lo certifico!
¿Tal vez tiene en su entorno familiar un caso parecido que no quiera recibir ayuda?
Mi tío, pero él, como se dice, es solo, toda la familia de él está en España, no hay quién le apoye, pero ya saliendo de aquí tengo que conversar yo también con él para que venga sí o sí a la fundación.
¿Cómo están sus compañeros al momento?
Todos están tranquilos, contentos, porque se están dando cuenta del progreso, la confianza que están teniendo en ellos mismos, y sí quieren recuperarse ellos también.
Y, finalmente, un mensaje para alguien que tenga miedo de reconocer que tienen un problema con el alcohol…
El proceso es duro, pero hay que invitar a la gente a que pierda ese miedo; debemos entender que la recuperación sí existe, siempre y cuando haya confianza en uno mismo, poner de parte y confiar en Dios.