En la actualidad, en el país y la jurisdicción, por varios factores, el indígena sería racista hacia el mestizo y viceversa. Pero, realmente, ¿existe el racismo a la inversa?
Riobamba/ No es novedad para los ciudadanos, percibir como el sector indígena, desde hace años atrás, tiene un comportamiento indiferente y frío hacia los mestizos. Cuando de hablar se trata, o de compartir momentos culturales, hay un distanciamiento entre las personas. Es así como luego de un análisis se determina que, uno de los motivos sería, la falta de conocimiento y empatía hacia la realidad y cultura de la otra persona.
El análisis
José Parco Yuquilema, comunicador Social, conocedor de sociología, antropología y docente de literatura, indicó que el tema debe ser comprendido desde lo histórico, sociológico y antropológico. En este sentido hay dos culturas: la Puruhá, Quichuas, donde se encuentran todas las comunidades indígenas de las parroquias del cantón y de la provincia. Esta “se autodefine, en este se construye un imaginario, de ser parte de un territorio, de una cultura milenaria u originaria”. Lo que conlleva a varios elementos como: idioma, vestimenta, gastronomía, así como también las relaciones, vinculación, espiritualidad etc. Siendo así, como una cultura se encasillaría en sí misma. Y esto cuando la otra cultura no la conoce, presentaría cierta resistencia, y a la vez aparece la exclusión. Y esto “como una especie de ‘racismo’ hacia la otra cultura cuando no la conocemos y por experiencia propia me ha pasado por ejemplo: cuando no conozco a otra culturalidad lo que a uno le toca es refugiarse en su cultura”.
Las culturas
Argumentó que, cuando se conoce los códigos lingüísticos, protocolarios, las personas conocen y se adaptan. Esto no sucede con la cultura mestiza hacia a la indígena. “Muchas veces, como que hay una resistencia porque no se quieren abrir para informarse. Quizás, por una parte afectiva, y principalmente con las personas de las décadas de los 70, 80, con esas personas principalmente”. Pero que, las nuevas generaciones del siglo 21 sería otra realidad. “Con los mayores no es lo mismo porque hay que darse cuenta de tanto racismo que vivieron, de ser excluidos, no solamente a nivel de invisibilizar su cultura o de hacer menos a ellos. Sino, desde las mismas instancias públicas del Estado, en la atención de servicios básicos, infraestructura, que muchas veces no le daban importancia, no les consideraban incluso parte de la ciudadanía o de un cantón”.
Es así, como estos hechos estarían marcados en la psiquis de las personas. Siendo esta la razón de las actitudes que toman las dos culturas. Y, con ello, la falta de confianza para conversar. Pero sucedería lo contrario cuando un sueco, norteamericano, etc., llega y les habla en quichua, ya que el sector indígena se siente familiarizado. Lo que no sucede con las personas de la ciudad, “muchas veces de los mismos profesionales, cuando en la academia no aprenden un idioma, una cultura entonces es complicado poder tener esas relaciones, de poder incluso tener afinidad para poder compartir con soltura. Si yo empiezo hablar en quichua y la otra persona no me entiende, entonces simplemente se queda encerrado en el mundo del mestizaje, lo mismo sucede con la otra cultura”, argumentó José Parco Yuquilema.