La ciudadela San Juan presenta problemas como mal estado de las calles, por lo que están a la espera de una audiencia con el alcalde.
La ciudadela San Juan, tiene más o menos 60 años según las primeras escrituras y, a su vez, algunas necesidades, las que espera se atiendan.
La ciudadela San Juan, “que se extendía en un principio desde la calle de la Cerámica, pero después se construyó la ciudadela Los Pinos y se redujo a la calle Junín, hasta Los Arrayanes, de aquí hasta la Baltazar y por el otro lado hasta la Manuel Elicio Flor, aunque en un inicio era hasta la Daniel León Borja”, nos manifestó Marco Mejía, su actual presidente.
Mejía señaló que interpusieron oficios con sus necesidades a la administración de Napoleón Cadena, pero no los atendieron, abrigando la esperanza de que en la presente, de John Vinueza, sean escuchadas, aunque ya han tenido un primer tropiezo.
“Esperábamos tener una reunión con el alcalde, pero, por motivos de su agenda se suspendió, y quedamos en que la cita se iba a dar en una fecha posterior, y hacer la exposición de los petitorios. De esto ya es un mes. Nos comunicaron vía telefónica, un día antes de la reunión, que el alcalde tenía que hacer unas gestiones, esperamos se cumpla la palabra y nos de audiencia”, subrayó.
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Problemas: calles en mal estado, accidentes y sin casa comunal
Piden un reductor de velocidad entre las calles Argentinos y Jacinto Gonzales, puesto que ahí los vehículos ingresan con mucha velocidad.
Igual, también se solicitó otro rompevelocidades en el redondel de las calles Los Arrayanes y Orozco, ya que allí funciona la Fundación ‘Protección y Descanso’, que da asistencia a niños con educación especial, y también es peligroso, porque los carros entran raudos, y también otro reductor o un semáforo en Los Arrayanes y Orozco, puesto que siempre se suscitan accidentes.
Muchas necesitan ser bachadas con urgencia, pues lucen verdaderos cráteres, los mismos que ya han causado accidentes.
Casa barrial. “No disponemos de una, siendo una necesidad expuesta. Hicimos los trámites para tratar de recuperar la escuelita en la que trabaja la Fundación ‘Protección y Descanso’, a ver si se puede compartir, porque, de hecho, era propiedad del barrio, porque los socios fundadores construyeron esa escuelita”, agregó.
Marco Mejía no duda en señalar que es un barrio tranquilo, amigable, acogedor, los vecinos son muy amables y, en base a ello, la delincuencia ha disminuido bastante. “El mensaje a quienes quieren obrar mal es que lo piensen dos veces, porque salimos y les hacemos ‘enmendar’, dijo esperando se les apoye.
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