Más allá de ser un lugar en el que los riobambeños les dan cristiana sepultura a sus seres queridos, el Cementerio de Riobamba es un espacio que se encuentra desde 1903, en el que personajes ilustres descansan. Cementerio, un lugar lleno de historia.
Y entre éstos figuran: la reconocida escritora Luz Elisa Borja, quien en sus escasos 24 años de vida escribió una extensa obra literaria que, luego de su muerte, su hermano Luis Alberto publicó en dos libros denominados: “Cofre Romántico” y “La Bella Durmiente”. En el segundo de ellos consta el poema “Quiero Llorar”, cuya letra escribió en 1918, cuando apenas tenía 15 años, entristecida por el fallecimiento de la madre superiora de las Hermanas de la Caridad.
Uno de los héroes de la Guerra del Cenepa también yace en el Cementerio, y se trata de Marcelo Suárez, de 19 años, quien perdió la vida en la confrontación del 26 de enero de 1995. Fue riobambeño y en honor a su lucha sobre su tumba se construyó un monumento que hace referencia a su labor militar. Otro caso similar es el monumento a la memoria del coronel Octavio Mancheno, quien falleció en la Batalla de Yaguachi el 18 de enero de 1912.
Amor. La pareja Elizabeth y Jozef, un par de extranjeros que ante la repentina muerte de ella él se negó a volver a su país de origen y vivió en la ciudad hasta el último de sus días a los pies de la tumba de su amada. De esta historia nace también una leyenda muy reconocida en la ciudad: “La silla del Cementerio”, en conmemoración a los enamorados.
Historia. Por la zona interna del Cementerio se encuentra una fosa en donde murieron las víctimas de la peste neumónica, la historia narra a un grupo de monjas y médicos que se encerraron allí a esperar su muerte para evitar la propagación de la epidemia que era transmitida de las ratas a los humanos. Sobre los fallecidos se construyó un monumento en agradecimiento a los catorce afectados por el virus. El Camposanto es considerado un patrimonio nacional.