Cementerio de Riobamba: trabaja entre el susurro de los muertos

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Carlos Flores trabaja entre el susurro de los muertos en el Cementerio de Riobamba. Le pagan 10 dólares mensuales por tumba arreglada.

En el Cementerio de Riobamba: Carlos Flores trabaja entre el susurro de los muertos. Le pagan 10 dólares mensuales por tumba arreglada.
En el Cementerio de Riobamba: Carlos Flores trabaja entre el susurro de los muertos. Le pagan 10 dólares mensuales por tumba arreglada.laprensa.com.ec

Carlos Leandro Flores Guailla, de 52 años, divorciado y padre de dos hijos, nació en Riobamba y trabaja de manera particular en el cementerio.

Sus ingresos provienen del adecentamiento de las tumbas en el cementerio de Riobamba. Cobra 10 dólares mensuales por cada tumba.

Por eso comenta que vive gracias a los muertos, ya que los vivos ni para ellos tienen. Trabaja en el Camposanto, sin depender del Municipio, sino de los familiares de los difuntos, quienes le pagan por la limpieza de las tumbas.

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Al principio, sentía miedo porque, mientras realizaba su trabajo, escuchaba conversaciones cerca de las bóvedas. En otras ocasiones, escuchaba pasos, pero al mirar no veía a nadie.

Sin embargo, con el tiempo se fue adaptando a su labor, y ya no le afectan ni las conversaciones ni los pasos que escucha.

Cuida las tumbas del cementerio

Carlos Flores, con sus más de 50 años de vida, agradece a Dios por el trabajo que tiene y reconoce a las autoridades municipales por las facilidades que le brindan.

El cementerio general, con más de 100 años de existencia, es su lugar de trabajo. Aunque no marca tarjeta de ingreso, está pendiente de su labor de domingo a lunes.

El único día en que se toma descanso es el sábado, dedicándose a la limpieza de las tumbas.

Este obrero, que antes trabajaba en la construcción, considera que trabajar entre los muertos le brinda más tranquilidad, ya que nadie se queja.

En cambio, los vivos son quienes suelen generar problemas por diversas razones. Carlos Flores es padre de dos hijos ya adultos, pero es con su hijo varón con quien más se comunica.

La realidad de los familiares en el cementerio

Don Carlos comentó que, en algunos casos, a los familiares de los difuntos no les interesa mantener la tumba limpia; solo se unen hasta que se reparte la herencia.

Realiza el trabajo de jardinería todos los días, visitando las tumbas para asegurarse de que estén en buenas condiciones.

Toma una fotografía de la tumba con su celular y la envía a los clientes, quienes luego le pagan mediante transferencia o personalmente cuando visitan el cementerio.

Carlos Flores cuenta con todas las herramientas necesarias para realizar su labor en el cementerio.

Reconoce que en el mes de octubre su trabajo se incrementa, pues poda el césped, pinta las tumbas, aclara las letras y construye muros para colocar las lápidas.

Uno de los problemas más frecuentes es el hundimiento de las lápidas en las tumbas subterráneas, que ocupan un espacio de 1.1 metros de ancho por 2.2 metros de largo.

El hundimiento ocurre porque, al descomponerse el cuerpo del difunto, el ataúd se deteriora, y Carlos debe resolver este inconveniente.

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