Hace más de dos décadas, en la pintoresca ciudad de Ambato, un joven con una pasión por la fotografía inició su viaje en el mundo de la imagen fija. Durante aproximadamente nueve meses, colaboró con un estudio fotográfico llamado «Foto Primavera». Sin embargo, su sed de conocimiento y su deseo de independencia lo llevaron de regreso a Riobamba.
En Riobamba, se unió a un grupo de amigos con quienes compartió su amor por la fotografía. Juntos, recorrieron escuelas, colegios, desfiles y eventos sociales, capturando momentos memorables. Con el tiempo, este fotógrafo decidido dio el paso audaz de abrir su propio estudio en el corazón de la ciudad. Sus primeros años fueron autodidactas, empapándose de libros y explorando incansablemente en Internet. La guía y el apoyo de un amigo, Jony Moya, quien se convertiría en el dueño de «Magic Color», fueron cruciales en su crecimiento artístico. En 2011, cruzó fronteras y viajó a Argentina para especializarse en iluminación de estudio, consolidando así su pasión por la fotografía.
Cuando se le pregunta sobre su equipo favorito, su rostro se ilumina al hablar de su cámara Fuji XT3 y un versátil lente de 50 mm. La estética retro y los colores vibrantes que esta cámara ofrece se alinean perfectamente con su estilo. Con esta combinación, puede crear desde retratos conmovedores hasta impresionantes paisajes.
Sin embargo, lo que realmente distingue a este fotógrafo es su enfoque en las personas. Su proceso creativo va más allá de simplemente hacer clic en el obturador. Se sumerge en entrevistas, conversaciones y conexiones genuinas con sus sujetos. Ya sea a través de WhatsApp o en persona, juntos definen estilos, vestuarios y ubicaciones, dando forma a una visión compartida.
El desafío más grande en su viaje ha sido ganarse el respeto y el reconocimiento que merece la fotografía y los fotógrafos en su entorno. Comparte cómo comenzar fue difícil, ya que su profesión no era valorada como debía. Pero perseveró, invirtió en su capacitación y mejoró constantemente su servicio. Este esfuerzo gradualmente ha ayudado a dignificar esta noble profesión.
Los maestros que han guiado su camino incluyen nombres como Jayro Andrade en Cuenca, Paul Egas en Quito, Jesús Padilla en México y Christian Cardona en Colombia. Cada uno ha dejado una huella imborrable en su desarrollo como fotógrafo.
En cuanto a la postproducción, su enfoque es preciso y eficiente. Prefiere que la foto esté casi terminada en cámara y luego realiza ajustes en Lightroom y Photoshop para perfeccionarla.
Un valioso consejo que comparte es la importancia de conectar con las personas y mostrar empatía. Su objetivo no es solo capturar imágenes, sino también hacer que sus sujetos se sientan cómodos y auténticos mientras posan para la cámara.
En un desafío personal reciente, se desafió a sí mismo a tomar una fotografía cada día durante un mes completo en enero de 2023, demostrando su compromiso inquebrantable con su arte.
El mensaje que este fotógrafo desea transmitir a través de su trabajo es simple pero poderoso: que las personas se vean felices. Siempre busca capturar sonrisas genuinas y transmitir un mensaje de alegría a través de sus fotografías. Su obra es una celebración de la belleza en la vida cotidiana y un recordatorio de que la felicidad puede encontrarse en los momentos más simples y auténticos de la vida.