La Covid-19 se ha convertido en una suerte de selección natural, y no solo por el tema de salud, sino por la crisis económica que ha afectado a ciertos negocios. Algunos locales quiebran y otros se adaptan a la crisis.
Así, a lo largo de la avenida Daniel León Borja, en pleno corazón de la “Ciudad de las Primicias”, carteles de “se arrienda” o “se vende” cuelgan en algunos locales que anteriormente laboraban con normalidad y recibían a cientos de personas. Los bares, discotecas y otros centros de diversión nocturna aún no reciben clientes mientras la pandemia de la Covid-19 no esté controlada. Edison Pilco decidió cerrar sus dos locales de diversión nocturna varias semanas.
En este tiempo apunta a que son casi 9.000 dólares en pérdidas económicas. Pese a esto, Pilco decidió darle un giro al negocio y vender, en el que antes era bar, insumos tecnológicos hasta que todo pueda volver a la normalidad.
Pérdidas. Rashid Mucarsel, propietario de un bar karaoke, configuró la dinámica de su negocio, que ahora es una despensa de víveres. Al segundo mes de la pandemia decidieron poner un minimarket para sustentar sus necesidades familiares. Solo en arriendo de 4 meses han perdido 4.000 dólares que, hasta el momento, no sabe cómo recuperará.
En 15 días generaban unos 5.000 dólares, ahora solo ganan centavos con la tienda que ubicaron en la “zona rosa”. Edison Pilco agrega que antes del paro hizo una fuerte inversión en su discoteca.
Cerca de 16.000 dólares invirtió en adecuar los espacios de este centro de diversión, sin embargo, no ha podido recuperar este monto porque el paro y la pandemia dificultaron todo.
Pilco explica que tenía entre 7 a 8 trabajadores en una buena temporada, ahora se ha quedado con uno solo para poder tener en buenas condiciones los dos locales y esperar nuevamente la visita de los clientes. Considera que el segmento de diversión es una cadena de producción fuerte para la “Sultana”