Adultos pueden cumplir sus sueños. El programa educativo “ABC”, dedicado a la formación de adultos desde los 18 años, también se realiza vía online, dijo Julio Heredia, al precisar que es la única forma de llegar con la educación a este sector de la población ecuatoriana y evitar el contagio del nuevo coronavirus.
¿Qué nos puede decir sobre las opciones educativas que plantea el Ministerio de Educación?
El programa educativo “Todos ABC” es el encargado de la terminación de los estudios de Educación Básica y el Bachillerato, por el momento estamos en las instalaciones de la Escuela “Martiniano Guerrero”, la educación es presencial, pero debido a la pandemia del Covid-19, en la actualidad las clases se imparten por internet, que es la mejor forma de continuar con nuestras labores y evitar el contagio del Covid-19. Por el momento, solamente estamos con el Bachillerato con segundo y tercer año.
¿Cómo han reaccionado los estudiantes ante las clases virtuales?
Antes de la pandemia las clases eran presenciales, de seis de la tarde a 10 de la noche, hemos graduado a 180 estudiantes; pero, como ahora estamos viviendo otra realidad por esto de la pandemia, estamos desarrollando clases virtuales, pero no hay normalidad porque algunos estudiantes no disponen de internet o no tienen un teléfono, y por esta situación está muy complicado, unos asisten y otros no. El Gobierno está interesado en que nadie se quede sin educación, con la finalidad de que todos sean preparados.
¿Las clases virtuales garantizan una buena enseñanza a los alumnos?
Es la única forma de llegar a los estudiantes. Los que participan sí aprovechan las clases y desarrollan las tareas que se les envía por medio de las fichas, se les va explicando cómo tienen que hacer el trabajo, aunque la asistencia es de manera irregular, porque no disponen del servicio de internet, y esto no solamente pasa en el programa “Todos ABC”, sino también en el sistema regular de educación.
¿Considera fácil o complicado llegar con el conocimiento a los estudiantes que son adultos?
A los niños se les puede imponer disciplina, en cambio al adulto resulta complicado, por lo tanto, el alumno debe estar convencido de que le gusta estudiar y prepararse para ser un mejor ciudadano de nuestra Patria.
¿Cómo reacciona el adulto ante la exigencia?
Trabajo con adultos por más de treinta años y siempre me ha ido bien, lo que debemos mantener es un buen sistema de comunicación, siempre conversamos con los alumnos precisando que la educación es una necesidad y también le indicamos que nunca es tarde para empezar a estudiar y seguir adelante en la vida.
¿Cuál es la mejor estrategia para estimular a los estudiantes para que continúen estudiando?
Lo fundamental es aplicar una buena comunicación entre el profesor y el estudiante para que aproveche los conocimientos que se les imparte en las clases presenciales y ahora por medio del sistema virtual.
¿Qué opina sobre las opciones educativas que ha lanzado el Ministerio de Educación para el año lectivo 2020-2021?
De las tres opciones que plantea el Gobierno la presencial es la mejor, pero no se puede poner en práctica porque estamos viviendo esta pandemia y corremos el riesgo de un contagio. Hemos visto que los padres de familia están reclamando que el Ministerio de Educación continúe aplicando el mismo sistema de los últimos meses del pasado año escolar.
Entonces, ¿la mejor alternativa es la virtual?
No queda otra alternativa, porque si retornan las clases presenciales se elevaría el número de contagios, y eso no estaría bien; eso suceda en la ciudad de Riobamba o en el Ecuador.
¿La pandemia nos ha cambiado el estilo de vida de todas las personas?
Se modificó el accionar de la vida de cada una de las personas, pero, como para estudiar nunca es tarde, seguimos adelante con nuestra preparación a los alumnos adultos, y sí existe el debido interés de parte de los estudiantes del programa.
¿Al final de los estudios entregan certificados?
Es como la educación regular, entregamos títulos a los que aprueban, es una buena alternativa que ofrece el Gobierno y que es aprovechada por las personas que trabajan y no pudieron asistir a la educación regular por diferentes razones. Para ser bachiller tienen que estudiar 15 meses, cinco por año escolar.