“Yo amo a la naturaleza, vivo por ello, adoro a mis abejas y respeto a la madre naturaleza”, dijo María Jacinta Mejía, oriunda de Pungal San Miguel, parroquia La Providencia del cantón Guano, luego de recibir la certificación de apicultura otorgado por Agrocalidad. “Adoro a las abejas, son como que fueran mis hijas”.
Situación. “Siembro muchas flores, árboles frutales en mi terreno, todo lo mío es orgánico, pues tengo que ofrecerles un ambiente agradable a mis abejas. Claro, las pobrecillas tampoco pueden estar solo ahí, ellas vuelan a los eucaliptos, vuelas a los terrenos de los vecinos, pero hay vecinos que fumigan mucho. Me he encontrado con abejas que están por el sector, pero son muy bravas y agresivas, son como un perrito que no ve gente, pero en mi caso mis abejas son amigables; yo hablo con ellas y me regalan una paz espiritual grandiosa, pues, cuando a momentos estresada llego de la calle encuentro en el campo la sanación a todo y me siento feliz, y cada vez que hablo de abejas me siento muy bien.
Doy muchas gracias a Dios por regalarme la salud para salir adelante, porque son como mis hijas las abejitas”, sostiene doña María. Ella empezó la tenencia de abejas con una cajita, pero no conocía del proceso de cuidado. “Me senté en un banco y observé el comportamiento, pero no sabía qué hacer con ellas, ni sacaba la miel, hasta que un día me invitaron al curso de capacitación sobre la apicultura, y en ese curso nos enseñaron todo e inicié a ver de diferente manera a las abejas”. Es importante la limpieza que hay que hacerles en los cajones, porque caso contrario llega la hormiga, cucarachas, lagartijas y hay que buscar un espacio para producir una miel de calidad, y en ese aspecto María Jacinta es muy meticulosa con la obtención del producto que ofrece a las personas cuando vende la miel.