Acoso, comentarios ofensivos sobre la apariencia física y agresiones -como jalones del cabello y otros ataques-… Alguna o varias de estas situaciones han vivido estudiantes, docentes y personal administrativo de dieciséis universidades ecuatorianas, y así se demostró en un estudio sobre violencia contra la mujer basada en género.
Situación. La evaluación demostró que el acoso en universidades y las agresiones psicológicas han sido las más recurrentes en estos espacios. Se trata de casos de violencia contra mujeres y personas que se autoidentifican como parte de la comunidad LGBTIQ+.
Sépalo. Se trata de casos de violencia contra mujeres y personas que se auto identifican como parte de la comunidad LGBTIQ+. La información se recogió en el documento ‘De la evidencia a la prevención: cómo prevenir la violencia contra las mujeres en las universidades ecuatorianas’.
Realidad. La iniciativa es parte del programa ‘Prevenir la Violencia contra las Mujeres’ (Previmujer) de la organización GIZ. También colaboró la Universidad ‘San Martín de Porres’ de Perú. En total, se realizaron entrevistas a 23 mil 261 estudiantes y más de cuatro mil profesores y trabajadores de áreas administrativas de dieciséis instituciones educativas superiores de nuestro país.
Caso. El 33,7% de estudiantes encuestadas confesó haber sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja o expareja en algún momento de su relación, desde que estuvo en la universidad. Las estadísticas confirman que la violencia contra la mujer sí existe en el ámbito de la Educación Superior. Y así lo dio a conocer Deyanira Moreta, abogada y fundadora del colectivo ‘Sororas Violetas’, que apoya a la difusión de este informe.
Vulneración. La activista también se refiere a la cantidad de días (cerca de 29) que una mujer pierde en productividad tras ser víctima de violencia de género. En el estudio se refleja que 58% de las mujeres estudiantes entrevistadas indicaron haber sido este tipo de testigos.