La inseguridad no solo está basada en delincuencia, crimen organizado, microtráfico, etc., pues, muchas mujeres viven una realidad de la cual pocos se atreven a hablar: acoso sexual en la calle. Acoso en las calles ¡no posee límites!.
Lamentable. Las féminas se sienten inseguras al caminar de manera habitual en las calles, pues, a su paso reciben ‘piropos’ que son frases aberrantes de connotación sexual
Explicación. Según Joselyn Martínez, psicóloga clínica, el acoso sexual a mujeres en las calles es un problema social que, lamentablemente, se ha vuelto cotidiano, pues, atenta a la integridad psicológica de las mismas. “A cada momento somos víctimas de miradas indebidas y comentarios denigrantes por parte de individuos que no tienen conciencia de respeto hacia la población femenina”, añadió.
Testimonio. Así, “Lizbeth” (nombre protegido) cuenta que se encontraba entre las calles García Moreno y Argentinos, y desde un auto le empezaron a saludar con insistencia, y la joven, al percatarse de que era un extraño, aceleró el paso, no obstante el hombre dio la vuelta a la manzana para volverla a interceptar, incitándola a que suba al vehícu, y al no obtener una respuesta positiva abandonó el lugar emitiendo insultos hacia la joven.
Contraposición. Varios hombres, de quienes nos reservaremos la identidad, manifestaron que hoy en día reciben ‘piropos’ de mujeres en las vías o a través de sitios web, y hasta han recibido “propuestas indecentes”.
Legalidad. En nuestro país existe la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, además se contepla el acoso en el Código Orgánico Integral Penal, sin embargo estas normativas están más enfocadas en el acoso laboral, escolar o psicológico, pues, el acoso en las calles es fortuito y difícil de comprobar, y las víctimas no tienen a quién acudir cuando son vejadas en su pudor.
Sanciones. En Perú el acoso en las calles es sancionado, en Ecuador ciudades como Quito han implementado campañas en contra de esta problemática, mientras que en Riobamba no se ha conocido de sanciones, lo cierto es que no debemos confundir galantería o amabilidad con acoso traducido en violencia, vejación e irrespeto o agresión.