Una nueva semana inicia, y con ella, como ciudadanos de bien, debemos refrendar el férreo compromiso de ser cada día mejores, siempre en un marco de optimismo, pero, sobre todo, con mucha responsabilidad debido al contexto de la pandemia que nos azota, y que estará con nosotros durante mucho tiempo. En fin, a la vida mirémosla con optimismo.
Es verdad, el panorama no es nada alentador cuando las carencias, el pesimismo, la crisis económica, la inequidad social, la corrupción y muchos otros males sociales forman un “cóctel ideal” para que se nos haga realmente difícil levantar la cabeza, pero, asimismo, debemos comprender que los únicos que podemos revertir esta situación somos nosotros, los miembros de la sociedad, y el primer paso para hacerlo es mirar el presente con confianza, comprendiendo que toda crisis nos reviste de la oportunidad de ser mejores y, para tal cometido, debemos sacar todo lo mejor que poseemos.
La gente chimboracense se ha caracterizado siempre por su empuje, por su entrega, por su trabajo denodado, solidario, justo, visionario y de sacrificio, y eso ha hecho que superemos diversas adversidades, como terremotos, erupciones, polvorines, hackeos y más.
Entonces, amables lectores, dejemos a un lado las “malas vibras”, levantémonos erguidos y con una sonrisa, si tenemos la oportunidad ayudemos a quien lo necesite, consumamos lo nuestro, trabajemos con honestidad, ofertemos servicios de calidad y, sobre todo, si miramos para atrás, que solo sea para ver cuánto camino hemos recorrido, pero, de inmediato, avistemos todo lo que nos falta por recorrer y, así, de seguro, seremos mejores personas y estaremos forjando un futuro promisorio.