Niño busca salir adelante en medio de la lluvia en Riobamba

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Un pequeño niño de 9 años realizó sus deberes en un zahuan mientras se refugiaba de la intensa lluvia que caía den Riobamba.

Niño busca salir adelante en medio de la lluvia en Riobamba
Niño busca salir adelante en medio de la lluvia en Riobamba. http://laprensa.com.ec

La tarde del 11 de febrero se precipitó sobre la ciudad con una lluvia persistente, fría y densa.

El viento soplaba con fuerza, golpeando los cristales de los exteriores de Diario La Prensa, la cual se había convertido en el aula de Dylan, un niño de apenas 9 años que seguía con su cuaderno abierto, multiplicando cifras que se confundían con las gotas de lluvia.

”No se me dan muy bien las matemáticas”, confesó con una sonrisa tímida, pero sin rendirse. La profesora Jimenita, paciente y comprensiva, le había ofrecido quedarse una hora más después de clases para reforzar sus conocimientos.

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Dylan aceptó sin dudarlo. —”Yo quiero aprender más, por eso me esfuerzo”, dijo con firmeza, mientras sus pequeños dedos sostenían el lápiz con la determinación de quien sabe que el conocimiento es un camino largo, pero que vale la pena recorrer.

Su madre, Luz Obando, lo observaba desde una esquina, con una mezcla de orgullo y ternura. Ella es madre soltera de tres hijos y trabajaba en el SEROT.

Su jornada es larga y agotadora, pero nada la detiene cuando se trata del bienestar de Dylan. Viven en Yaruquíes, en el barrio El Shuyo, donde el agua, el transporte es escaso y la inseguridad una preocupación constante.

—”A veces me daba recelo mandarle solo, prefiero traerlo”, explicó, mientras ajustaba su bufanda contra el frío. Dylan asintió. Sabía que su madre hacía sacrificios por él, y él respondía de la única manera que podía.

Ayudando en casa, cuidando a los animalitos del campo, llevando agua en una carretilla cuando hacía falta. —”Es bien caballeroso”, dijo Luz con una sonrisa cansada, pero llena de amor. —”Si veía que yo llevaba pesado, él decía: ‘No mami, yo sí puedo’”.

Dylan no solo luchaba contra las tablas de multiplicar, sino también contra la adversidad. Con frío o sin frío, con lluvia o con sol, su determinación era inquebrantable.

Sueña con aprender, con descubrir el mundo a través de las ciencias, con dibujar lo que su imaginación le dictaba. Y aunque aún no había decidido qué quería ser de grande, una cosa era segura: no dejaría de intentarlo.

Mientras la tarde oscurecía y las gotas de lluvia formaban charcos en el suelo, Dylan cerró su cuaderno. Había terminado sus ejercicios. Era hora de volver a casa. Su madre le tomó de la mano y juntos emprendieron el camino bajo la lluvia.

Porque hubo cosas que ni el frío, ni la distancia, ni la vida misma pudieron detener. Y una de ellas fue el deseo de superación de un niño.

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