El Papa Francisco respalda directrices que permiten el ingreso de homosexuales al seminario en Italia, siempre que se mantengan célibes.
La iglesia italiana abre, cajo condiciones, el sacerdocio a los homosexuales.
Los jóvenes homosexuales pueden convertirse en sacerdotes en Italia, pero no si «apoyan la llamada cultura gay«, según las nuevas normas, muy restrictivas, publicadas por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y aprobadas por el Vaticano.
Si bien subrayan la importancia del celibato, estas nuevas reglas, que entraron en vigor el jueves, abren la puerta de los seminarios a los gays, excepto si hacen de su homosexualidad un estandarte, lo que de hecho los obliga a ocultar su orientación sexual.
El Vaticano ha aprobado directrices que permiten a hombres homosexuales asistir al seminario en Italia, siempre que se mantengan célibes.
Estas normativas ofrecen un enfoque más inclusivo, aunque sin modificar la doctrina de la Iglesia sobre las “tendencias homosexuales”.
Orientación sexual
Según las nuevas directrices, la orientación sexual de los candidatos al sacerdocio no será motivo de descalificación, siempre que demuestren una vida emocionalmente sana y casta.
Los directores de los seminarios deberán analizar este aspecto como parte integral de la personalidad del aspirante.
El sacerdote James Martin calificó las nuevas reglas como un avance significativo por primera vez en la vida, dando a conocer que es la primera vez que un documento del Vaticano insinúa que la homosexualidad no puede ser una barrera automática para el sacerdocio.
Estas normativas, aprobadas por la Conferencia Episcopal Italiana, estarán en prueba por tres años.
Aunque representan un paso hacia la inclusión, no eliminan las restricciones para hombres con tendencias homosexuales “profundamente arraigadas”.
Activistas como Francis DeBernardo, del grupo New Ways Ministry, han valorado positivamente este avance.
Sin embargo, el Papa Francisco ha expresado preocupaciones sobre la posibilidad de que algunos sacerdotes homosexuales lleven una «doble vida«.
Con esta medida, el Vaticano parece dar un paso hacia la igualdad en el trato de los candidatos homosexuales y heterosexuales, marcando una gran icertidumbre en la formación sacerdotal.