La violencia en el hogar o intrafamiliar siempre ha existido, no hay todavía una cultura de respeto entre la pareja, y de los actos violentos los perjudicados son los hijos, quienes de ver tanta agresión ya les parece normal, dijo enfático el médico Galo Uvidia.
¿Considera Usted que existe mayor violencia intrafamiliar en la época de la pandemia?
La pandemia ocasionó estrés, generó depresión y angustia, tanto en los hombres como en las mujeres, y esto motivó que exista mayor fricción en las relaciones, y si a esto le adicionamos una agresividad de cualquiera de las dos personas se convierte en una bomba de tiempo y, obviamente, surge la violencia, no solo con la pareja sino también con los hijos, no solamente física, sino que también se ha evidenciado la violencia psicológica por la migración que existe de los miembros de la familia.
¿Cómo lograr corregir esta situación?
A veces, cuando el problema ha llegado al irrespeto por la agresión psicológica, el pronunciamiento de las malas palabras, insultos o peor la violencia física, es un poco complicado que la pareja sola pueda resolver.
Nosotros indicamos que es necesario una terapia en este caso por psicología o una valoración médica, puede ser que esa persona está con ansiedad y esa ansiedad le hace reaccionar de una mala manera ante las situaciones con la pareja o con la familia; entonces, sí necesitamos que tenga de pronto una valoración médica para ver si tiene ansiedad o si tiene algún trastorno hormonal o de pronto hay personas que han desarrollado complicaciones en sus patologías anteriores, por ejemplo eran esquizofrénicos, tenían problemas psicológicos, convulsiones y otros, y en estos casos graves sí se necesita de un acompañamiento para poder ayudar.
¿Será que en los casos de violencia los que más sufren las consecuencias son los hijos más pequeños y los adolescentes?
Ellos son los que “pagan los platos rotos” y lo malo que se ha podido evidenciar es que mientras la pareja no se dé cuenta que está causando daño a los hijos, lo va a seguir haciendo, va a seguir peleando delante de ellos y va a seguir insultándose, y lo peor es que los hijos al ver de manera permanente van a pensar que todo esto es normal, y lo van a empezar a replicar con sus familias en el futuro.
¿Se puede romper con facilidad el círculo de la violencia en el hogar?
Es muy complicado, porque nuestra sociedad nos frena, porque todavía hay el miedo de la mujer, aunque también ya se ha visto violencia en el hombre, pero el miedo a poner una demanda, la complicación de generar el trámite, porque el afectado tiene que ir a la Policía, debe ir a la Unidad de Atención de Primera Acogida…
¿El Gobierno deberá establecer políticas para ayudar a la mujer?
Hay que realizar una socialización con el Municipio, el Ministerio de Salud para tener protocolos, pero mucho más rápidos, porque protocolos sí los hay, por ejemplo cuando alguien es violentado el protocolo es llamar a la Policía y bajar al hospital con el fin de que la víctima sea examinada y todo lo demás, pero a pesar de que existe este protocolo hay algunos huecos que corregir, a veces el problema surge en la noche y la víctima tiene que esperar el siguiente día para ir a denunciar, en este tiempo los familiares intervienen precisando que “¿cómo le va a denunciar, le van a meter preso?”, “verás que es fin de semana”… sí hay protocolos, pero, desde mi punto de vista se tiene huecos que no permiten que tenga un acceso más rápido a la denuncia, y todo queda ahí. No habría ninguna protección para la paciente.
¿Faltan garantías para defender a la agredida?
A veces solamente entregan un papelito para que cuando se presente el agresor busque un policía y para que pueda defenderse, algo que es muy risible.
Para finalizar, ¿cómo ve Usted a Riobamba dentro del contexto nacional sobre la violencia a la mujer y a la familia?
Pienso que Riobamba es una ciudad violenta, porque tiene una de las tasas más altas en alcoholismo; recordemos que una familia que tenga en casa una persona alcohólica es una familia problema y el alcoholismo genera una violencia intrafamiliar, hay una serie de accidentes y algo más, entonces en Riobamba y Chimborazo sí exiten muchos casos, cuando de pronto se hace un tamizaje de violencia con las pacientes, nos damos cuenta que sí existe violencia porque aseguran que antes le pegaba y que ahora ya ha cambiado, y ya no es como antes.