Una adolescente de 17 años aparentemente se quitó la vida en su habitación cerca del Colegio Maldonado (norte).
El jueves 17 de octubre de 2024, desde horas tempranas, se presentó hermoso, radiante, prometedor… sencillamente, se erigía en una invitación a celebrar la vida.
Pero, por su parte, la implacable muerte tenía otros planes.
Quería dejar su huella y decir presente en la hermosa y apacible ‘Muy Noble y Muy Leal Ciudad de San Pedro’.
Caminaban los segundos, los minutos, las horas y recorría fielmente la ruta trazada en la línea del destino.
Galopó a toda prisa, sin desviar el rumbo ni un milímetro, pues, en su muy elaborado plan debía cumplir fielmente su inequívoca e inapelable misión.
Así, sin miramientos, sigilosa y letal, arribó al sector en que se aposta la Unidad Educativa ‘Pedro Vicente Maldonado’ (norte).
Precisamente entre la avenida Antonio José de Sucre y la calle Antonio Borrero.
Arribó pasadas las 09:00 horas, exactamente cuando frisaban más/menos de 30 minutos, e inició a operar con precisión quirúrgica.
Llegó, escogió y estudió bien a su víctima.
Adolescente se quitó la vida
Una adolescente de 17 años que aún no sabía nada de la vida, pues a esa edad recién se empieza a conocerla.
Y empezó a trabajar su inocente mente.
Su nombre: Aracelly Brigith C.S., originaria de Pujilí, jurisdicción adscrita a la hermana provincia de Cotopaxi, pero radicada en la ‘Ciudad de las Primicias’.
Pero, la menor no estaba sola, cobijaba en su vientre una inocente criatura.
Y esta, de seguro, habría tenido un futuro prominente, de tener esa chance.
La parca tomó el control. Dominó e instauró ideas nada sanas y, sin hacerse notar, emitió una directriz que no admitió discusión alguna por parte de la ingenua Aracelly Brigith.
Y su orden fue cumplida fielmente, quizá mejor de lo que se la planificó.
Tenía 17 años y era de Pujilí
Sin saberlo, el destino dispuso que su hermana la visite y, penosamente, sea quien observé la trágica escena.
Esa devastadora escena que se erigió en un pasaporte al más allá, adonde se dice no hay dolor, sufrimientos ni reproches.
Donde la fe enseña que reina el amor, la alegría y la tan buscada paz que es tan difícil hallar en sitio terreno
Enterados del infausto, de inmediato, los entes de socorro y de procedimiento legal arribaron al lugar para tan solo constatar lo que fue previamente anotado.
La transportaron en el vehículo de Medicina Legal, que la trasladó hasta el Camposanto local.
Precisamente al Anfiteatro, donde se determinaría la causa real de su partida, para luego entregarla a sus seres queridos, que no hallaron explicación ni consuelo.
Mientras, en los exteriores, amigos no salían de su asombro.
Ellos trataron de brindar a su deshecha madre la fortaleza que quizá no le será devuelta en esta vida.
Será velada y sepultada, mientras la Divina Providencia aplacará el dolor que la orilló a partir tan pronto.