Las Canelas del Gato celebra sus 10 años en Riobamba, ofreciendo canelazos únicos y celebrando con promociones.
Desde hace 10 años, Las Canelas del Gato, celebra su primera década llevando a los riobambeños un producto que ha sabido trascender generaciones.
Sebastián Fiallos es el gerente general y fundador del local que hoy se conoce como el Rincón del Gato.
Con un inicio humilde, cuando Fiallos tenía apenas 24 años, el Rincón del Gato no solo fue pionero en introducir el canelazo como un producto de calidad en un entorno comercial, sino que le dio una identidad única en la ciudad.
Según el propio Sebastián, el nombre del local proviene de un apodo familiar que ha pasado de generación en generación:
El éxito del local ha permitido la expansión del negocio a varias zonas de Riobamba. Fiallos mencionó con orgullo que el local matriz está ubicado en Orozco y Miguel Ángel León, frente al Parque de la Loma de Quito.
Además, cuentan con sucursales en zonas clave de la ciudad, como la Sucursal Politécnica en la 11 de noviembre y Juan Salinas, y la Sucursal Unach en la Vicente Ramón Roca, muy cerca de la pista de hielo conocida como “El suspenso”.
El Rincón del Gato no es simplemente una bebida, Fiallos comentó que uno de los secretos del éxito de sus canelas es el respeto por las normativas y la tradición:
Las ofertas se adapta a todos los gustos, con variantes del tradicional canelazo que incluyen sabores como el maracuyá y la mora.
Las canelas del gato ofrece bebidas de diferentes tamaños
Los tamaños van desde las más pequeñas de 350 ml, hasta las gigantes de 4200 ml, perfectas para compartir con amigos.
Fiallos se muestra especialmente agradecido con sus clientes, muchos de los cuales lo han acompañado desde los inicios del negocio. La experiencia que más me gusta recordar es ver cómo mis clientes han crecido conmigo.
Para aquellos que aún no han visitado Las Canelas del Gato, Sebastián les extiende una invitación a conocer sus locales y disfrutar de sus canelazos.
Con 10 años de historia, Las Canelas del Gato sigue consolidándose como un ícono riobambeño, llevando el sabor y la cultura de los Andes a todos sus visitantes.