La vida después del covid19: El nuevo coronavirus nos golpeó duro, y en todos los ámbitos, motivándonos a replantear la cotidianidad, es decir, la forma de vivir, así como la manera de salir adelante, materia que estamos aprendiendo todavía, en una clase que durará un buen tiempo.
Y, en este contexto, en muchos de los casos, los propietarios de los negocios han tenido que dar un giro de cuarenta y cinco, noventa, ciento ochenta y hasta trescientos sesenta grados a su actividad tradicional, toda vez que la falta de empleo y la carencia de oportunidades generó que lo que menos haya en el bolsillo sea circulante y, por tanto, lo suntuario -en la mayoría de casos- pase a un segundo, tercer y hasta cuarto plano, esto porque lo prioritario en estos tiempos comprende hacerse de artículos de primera necesidad, en vista que se puede vivir con la misma ropa, pero, “no se puede comer lo que ya estuvo en el plato ayer”, tornándose en imperativo eso de que si se quiere salir adelante -en cualquier ámbito- “hay que empezar a usar el coco”.
Pero los protocolos de bioseguridad lo que más prohíben es el contacto social y, es más, nos conminan al distanciamiento como medida válida para evitar un posible contagio.
Así, es de destacar iniciativas como las de las ferias in situ, es decir, la estructuración de espacios alternativos que evitan el otrora traslado inminente de los productos a las grandes ciudades como único mecanismo de comercialización, lo que en las actuales circunstancias es contraproducente para la salud. Bajo esta premisa, la invitación es a mirar un poco más allá y buscar la manera de salir adelante, claro está, partiendo de la realidad, pero confiando siempre en nuestras capacidades.