Más de dos horas tocó esperar para escuchar un informe de menos de cinco minutos, en los que la –ahora– ex gobernadora, Gabriela Ureña, se despidió de sus colaboradores y de la ciudadanía en general, considerando que el Gobierno al que representaba terminó su período constitucional. Entre lágrimas se despidió la gobernadora.
Esto en medio de lágrimas que, Ureña, derramó mientras leía su informe, que, como era obvio, solo contó con generalidades y menciones, en las que, supuestamente, el Gobierno que feneció dejó todo encaminado para que las grandes obras redentoras, que esperaban los chimboracenses, se hagan realidad en el período de Daniel Noboa Azín.
Fue el momento, también, de hacer entrega de la última dádiva de su gestión, una cocina, una olla y 2 edredones, que fueron a manos de una persona de la tercera edad de la parroquia Puela. Los presentadores argumentaron que, de este tipo de ayudas, se habían dado cientos en toda la provincia.
Reconocimientos. Parte única de esta despedida fue la colocación de una medalla de agradecimiento a todos y cada uno de los funcionarios públicos dependientes de la Gobernación que, según Ureña, habían cumplido a cabalidad con sus responsabilidades. Y entre medalla y medalla pasaron más de dos horas de la actividad.
Ureña mencionó que las vías de Chimborazo están bien atendidas, y por ello condecoró a quien se desempeñaba como director del MTOP, Richard Navas, y pidió hacer lo mismo con el representante de la Secretaría de Gestión de Riesgos, pero no asistió a esta cita.