En el marco de la violencia que viven los ecuatorianos decidimos adentrarnos en los casos que son ejercidos contra los hombres, esto por parte de sus parejas mujeres, no se percatan que sufren violencia. Y dicha temática es abordada en busca de dirigirnos hacia una sociedad de respeto a los derechos del ser humano, sin distinciones. También, insistimos en que, de ninguna manera se busca desvirtuar la lucha aguerrida de las mujeres en contra de la violencia ejercida por los hombres; por el contrario, nos sumamos y la reconocemos. Así, en esta ocasión hablamos con Patricio Guzmán, psicoterapeuta de la Clínica ‘Chimborazo’ y docente universitario.
A nivel psicológico, ¿qué provoca la violencia contra el hombre?
Se produce una distorsión de pensamiento; ejemplo, el violentado piensa que la agresión es normal. A nivel fisiológico se produce taquicardia, alza térmica, adormecimiento a nivel muscular, estrés, migraña, ansiedad, depresión, colitis, entre otros. A nivel motriz, cuando entran en crisis juega con las manos, se muerden las uñas, se chupan el dedo, entre otros.
¿La violencia psicológica ejercida contra el hombre afecta su vida?
Sí. Afecta al pensamiento. Recuerdo de un paciente que decía: ‘soy peor que la basura; al menos la basura se recicla, yo no’. Además, baja autoestima, crisis emocional, dificultad para relacionarse, con las mujeres especialmente. A nivel laboral entra en un bloqueo emocional, disminuye la atención, la memoria y la concentración.
¿Ha conocido casos de riobambeños violentados por su pareja mujer?
Sí. De consulta privada son poquísimos. No es visible por nuestra cultura. También otros aspectos, como: si denuncio mi pareja no me va dejar ver a mi hijo. Quienes se atienden tiene baja autoestima, inestabilidad emocional, temen, tienen miedo, viven de lo negativo del pasado, se olvidan de vivir el presente por pensar en el futuro. No es genética, sino transmisión de información.
¿Los hombres violentados que han acudido a las consultas por qué lo ha hecho?
No acudieron porque aceptaron que eran violentados por sus parejas, sino por dolencias físicas. Dicen… vine para tratar la colitis o gastritis. Explico; cuando tenemos una crisis provocada por la violencia se acumula el dolor, y ese dolor provoca dolencias en órganos más sensibles. Es un efecto de un trastorno psicofisiológico. Es poquísimo el porcentaje de quienes aceptan, yo diría que de cada 100 hombres dos aceptan esa difícil realidad.
¿Un hombre cómo puede identificar que es violentado por su pareja mujer?
Cuando sus decisiones no son tomadas en cuenta reciben miradas agresivas, son controlados (¿dónde estás? y ¿con quién estás?), les prohíben tomar un café con amigos. Además, cuando recibe agresiones verbales con palabras fuertes. Cuando una mujer se siente inferior emocional e intelectualmente baja la seguridad y autoestima del hombre con las agresiones psicológicas hasta igualarle, y luego le controla.
¿En caso de que un hombre sea obligado a tener relaciones sexuales por su pareja mujer se considera violencia?
Sí. Tanto el hombre a la mujer, como viceversa. Es abusar sexualmente. Sí hay casos. A esta situación podemos agregar la utilización de términos fuertes, como: ‘no me satisfaces con esito’… y esto afecta al hombre y puede desencadenar hasta en una disfunción eréctil.
¿Qué opina de la violencia en general?
La violencia no se debe permitir; se debe poner un alto. No se detendrá, irá subiendo de tono. Al principio todo está bien, luego aparecen las miradas amenazantes, luego las humillaciones y palabras fuertes y luego la agresión física. Es un ciclo, y que se repite. El primer paso es aceptar que es violentado. Por lo general, no se dan cuenta, quienes sí se percatan son sus amigos, conocidos y familiares.
Cuéntenos un caso de un hombre que sufrió violencia por parte de su pareja mujer
Un ciudadano no conseguía trabajo, entonces tuvo que quedarse en casa y realizar las tareas del hogar. Su esposa salió a trabajar. Era una relación estable. Sin embargo, todo cambió. La señora, al conseguir el dinero asumió que tenía el poder y comenzaron las agresiones… ‘Eres un mantenido’, ‘no sirves para nada’, ‘no me satisfaces ni en la cama’…
Luego aparecieron las amenazas… ‘no vas a tener otra mujer que te ame como yo’, ‘si haces algo no verás a tus hijos’, ‘nadie te va querer’… Luego comenzaron las agresiones físicas… jalones de pelo, aruñadas, rodillazos en los genitales. Sufrió por años, pues el ciudadano pensó que era normal. Finalmente, entró en depresión y ansiedad; al evaluarlo se concluyó que se debía a la violencia doméstica que recibía. Al final terminó en divorcio… Es parte de la salud mental: ¿quiere seguir viviendo violencia o tener tranquilidad?