Un lugar entre las montañas de Colta y rodeada de los emblemáticos ‘gigantes dormidos’ está la comunidad La Esperanza, ubicada en el cantón Colta, específicamente a 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar, en el lugar habitan aproximadamente 60 familias, pero son más de 300 niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos y personas mayores que conforman la colectividad rural, personas con una sonrisa amable que se dedican principalmente a las actividades de agricultura y ganadería, pero que se han organizado desde el año 2014 con ayuda de una fundación de origen italiano que les ha permitido tener una mirada visionaría e iniciaron el proyecto de turismo comunitario que, sin lugar a dudas, ha logrado la protección de su patrimonio cultural y natural, pero, además sacar ingresos económicos mostrando su espacio y sus actividades a propios y extraños.
Comunidad. Segundo, María, Francisco, Sandra, Fanny y Pedro son solo algunos nombres de las personas que brindan información, ayudan y guían en las actividades que ofrecen en la comunidad; sin embargo, son todos los que aportan para seguir manteniendo el proyecto, y cómo lo mencionó Segundo Pilamunga, encargado: “estamos trabajando en la construcción de unas baterías sanitarias y un museo porque poseemos algunas piezas que cuentan la historia de nuestros antepasados y otras tantas que representan a nuestras comunidad”. Además resaltó que tanto los hombres y mujeres son quienes mantienen la organización y seguridad de los suyos y los visitantes.
A saber. Chozas y cabañas de construcciones mixtas que mantienen la arquitectura y materiales tradicionales con detalles andinos, además de una mirada increíble hacia las parcelas de diversas tonalidades verdes que ofrece el espacio rodeada de los sonidos de los animales domésticos de la zona, a más de la rica comida tradicional hecha por personas de la comunidad también se da apertura hacia algunas actividades a las que se dedican los habitantes cotidianamente.
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