El tema de la apertura del porte de armas puede sonar novedoso, pero, es algo que ya existe en la normativa nacional, es por ello que muchas personas y profesionales en derecho han hablado sobre el tema y han mencionado que a esta situación se le está dando más que un uso práctico, se le está dando una connotación política para, de alguna forma, tratar de recuperar la popularidad perdida de un Gobierno que, lamentablemente, no está actuando como se espera. Y por ello la pregunta es ¿qué sucede si la gente porta armas?, ya que consideran que en ese sentido el determinar o promocionar el libre porte de armas de la forma en la que el Gobierno lo ha hecho es un tanto irresponsable y fuera de lugar.
Frente a esta premisa, ¿qué sucede si la gente porta armas?
Esa no es la solución para la problemática que hoy en día se vive en Ecuador, los problemas alrededor de la inseguridad no se resuelven permitiendo que una, 10, 20 o más personas tengan armas o, a su vez, haciéndole creer a la gente que se pueden defender ante grupos delictivos que están más allá incluso que la logística de la Policía Nacional. Hay que recordar que no son pandillas, como en la década de los 80’s hasta los 90’s, son grupos delictivos grandes, que efectúan extorsiones conocidas como ‘vacunas’; asimismo, se ha reconocido que existen vínculos del crimen organizado en las diferentes ciudades del país y, ante esto, la solución no es abrir un libre porte de armas, porque el ciudadano común, si tiene los recursos para adquirir un arma, más allá de los 5 mil o 6 mil dólares que puede costar todo el trámite, incluida el arma, no tiene la capacidad técnica, ni el tiempo para formarse constantemente en cómo utilizar el arma, ya que eso no solo significa aprender a disparar, también implica conocer en qué momento es factible o no emplearla, teniendo en cuenta que es un artefacto mortal; en ese sentido, quien tenga la capacidad adquisitiva de comprar un arma, seguramente en la mayoría de los casos, no tendrá la suficiente experticia para manejarla. Por otro lado, el común de los ciudadanos no contamos con los recursos, y considero que si cuentan con aquello, realmente no lo invertirían en este artefacto, muchos preferimos hacer una inversión en beneficio personal o el de la familia.
¿Cuál ha sido la reacción de la sociedad civil ante este decreto del Gobierno?
Ante esta situación se han pronunciado varios colegios, universidades, de grupos de mujeres, de grupos de la sociedad civil y de organizaciones políticas que están en contra de este mal uso de un libre porte de armas, o del anuncio como tal. No se puede combatir la ola de inseguridad y violencia que se ha ubicado en el país dándole armas a los ciudadanos, el problema va más allá, esta situación es una problemática estructural que debemos combatir como Estado, siendo parte todos del Estado, es decir universidades, prensa, gobierno y municipios tenemos que combatir esta situación desde la raíz.
Entonces, ¿cuál es el problema de raíz?
El problema de raíz es la mal formación de nuestro niños, niñas, adolescentes y jóvenes, esto ha derivado en que esta parte de la población sea ‘la carne de cañón’ de los grupos delictivos. En Esmeraldas ya se ha evidenciado que existen niños de 13, 14 y 15 años asesinando a policías, en Los Ríos; asimismo, se conoció que hay un joven de entre 14 y 15 años al parecer realizaba secuestros extorsivos. Esta realidad refleja que nuestros chicos, nuestro niños y jóvenes no están accediendo a la educación, ni a una buena formación o a espacios de esparcimiento que distraigan su mente en temas sanos, en temas importantes para su crecimiento social, afectivo y global, lo que demuestra que como sociedad y Estado ecuatoriano estamos fallando en ese sentido.
¿Ante esto, ¿cómo debería actuar el Gobierno?
Lo que tiene que hacer el Gobierno, siendo el máximo representante de un Estado, es tomar acciones en función de que las nuevas generaciones no se conviertan en presa fácil o ejército fácil del crimen organizado, porque si se meten presos a 10 jóvenes que han delinquido, estos grupos tienen 100 más en la lista de espera para efectuar esas actividades delictivas, en Colombia años atrás se los denominaba como los ‘descartables’, ahora en Ecuador de los denomina como las tropas, al parecer son más de 40 mil, lo que se torna real debido a que muchos jóvenes que ven al delito con un enfoque diferente que como lo observa el resto de la población, porque en ellos ha calado muy fuerte la romantización del delito, por lo que ellos piensan, asumen y están totalmente seguros que el delito es su futuro, lamentablemente eso a la sociedad la empuja a un abismo de inseguridad, de riesgo y de temor generalizado. Ahora, el Gobierno no está para exacerbar ese miedo, está para tomar decisiones que sean oportuna para poder combatir la inseguridad, no para autorizar el libre porte de armas.