Hoy en día, Riobamba es catalogada como una ‘Ciudad Universitaria’, es así que se ha logrado evidenciar un claro contraste entre las generaciones, entre quienes han pasado años en la ciudad y quienes llegan a ser parte de ella. Actualmente, las formas de actuar y de pensar denotan una clara diferencia, porque a la ‘Ciudad Sultana’ han arribado educandos de varias partes de Ecuador, diversos en edades, en orientación y formas de pensar; sin embargo, hay gente que continúa con un pensamiento ‘caduco’, situación que ha orillado a muchos jóvenes a estar únicamente de paso, pero esto no solo es algo actual. Resistir mediante el ‘TRANSACTIVISMO’
Cuéntenos, ¿qué implica ser mujer trans en una ciudad como Riobamba?
Resulta que en 1990, hasta los 2000, muchas mujeres trans huyeron de Riobamba; existen registros que evidencian que tuvieron que migrar, generalmente a Europa, es así que una temporada desaparecieron, debido a que ser trans era muy mal visto, y el rol impuesto era la peluquería. Desde hace unos años quienes han resistido, de a poco, han educado a la ciudadanía, y han conseguido abrir el camino a las nuevas generaciones; pero, ahora lo que se requiere es accionar por políticas públicas que, por el momento, se ven lejanas, porque no se presta atención a nuestras necesidades. Por ello, aún es complicado ser mujer trans, todavía tenemos que seguir reclamando, exigiendo y parándonos frente a quienes tienen el poder para efectuar un cambio. Asimismo, tenemos que articularnos, ya que quedó muy fragmentada la comunidad; aún hay muchas mujeres trans que no cuentan con un trabajo estable, estudios, ni acceso a la salud; entonces, de qué forma podemos tener una vida digna, somos una parte de la población empobrecida, descuidada e invisibilizada, por eso mientras estemos sanas seguiremos resistiendo.
¿Por qué cree que es importante dar visibilidad a las mujeres trans?
Es importante, sobre todo porque se continúa viendo una serie de injusticias, mujeres trans que siguen desertando de los planteles educativos, de poder tener una profesión, de que haya un cambio; entonces, es preciso dar visibilidad para poder decirles a las autoridades que tienen que actuar y cumplir con sus obligaciones; pero, más que nada, para que las nuevas generaciones tengan un referente y que aprendan. Debemos respetar a todas las disidencias y diversidades, porque somos un país pluricultural y multiétnico, tenemos que vernos de esa manera; sin embargo, nos queda un larguísimo recorrido para lograrlo. Creo que en Riobamba, debido a que quienes están en los cargos públicos no han hecho nada, otras personas que bien o mal, con lo poco o lo mucho en cuanto a recursos, han tratado de hacer visible la realidad de la ciudad.
¿Cuáles son los desafíos que implica hacer activismo feminista aquí?
Todas las formas de feminismo son válidas, es por ello que desde el transfeminismo también ejercemos nuestro accionar, tratamos de apoyar a quienes se van integrando: en primer lugar, respetando a todas las diversidades y, a la par, buscando que esta situación mejore, que todo se respete y vaya encaminado a generar el cambio que Riobamba tanto necesita y demanda.
En sus palabras, ¿qué hay tras las marchas y plantones que se realizan?
Ser parte de una marcha o plantón implica dejar ahí algo de ti, hay muchas compañeras que dejan la garganta, su sentir y recursos principalmente, porque nadie te da un cartel o algún artículo que se emplee, pero todo aquello se hace porque es importante para tener registros, puesto que, de esa forma, se hacen visibles las formas de actuar, las fotografías y vídeos se suben a las páginas en redes sociales, de esa forma se aprovecha también las herramientas digitales gracias al internet, que nos permite estar en varias partes al mismo tiempo. Asimismo, me parece fundamental el accionar, es decir la convocatoria para un plantón; hay muchas compañeras que dedican su tiempo en hacer afiches, en difundir y demás, porque todo se hace con días de anticipación, muchas ‘compas’ hacen un trabajo inmenso, y por ello pienso que nadie tiene que ser protagonista en este accionar, porque es el sentir de un pueblo, de la ciudadanía, de la sociedad, aunque últimamente se han visto las banderas blancas, gente de derecha e izquierda, pero, a la final, continúa la inseguridad, las muertes violentas, y las mujeres trans seguimos invisibilizadas. La finalidad de las marchas y plantones es dar voz a las mujeres que ya no están, exigir justicia que no tenemos, buscar un cambio, y que ese sea cambio real. Hay ‘compas’ que dejan su tiempo, trabajo, recursos e incluso la vida.
¿Qué mensaje le daría a las mujeres que están iniciando en el activismo?
A ‘las compas’ que se van uniendo les diría que sigan investigando, aprendiendo y que siguen todas las redes aliadas y amigas, porque hay muchísimo por conocer. Hacerle saber que su sentir es válido, que se merecen respeto, que no tengan temor, que no vivan del desastroso ‘qué dirán’, que sepan que ‘sí hay más como tú’, que no están solas, que les creemos y, sobre todo, que debemos tener más empatía y sororidad entre nosotras, que somos un grupo diverso, que el feminismo trans también existe y está aliado con todas las diversidades. Que tengan convicción, porque no es una foto, no solo es un momento, y que estén seguras que el cambio sí se puede lograr.