La equidad dentro del ámbito laboral está enganchada al tema de formación, es decir si las mujeres tenemos un mismo derecho a la educación, ya sea desde la primaria, secundaria, en cuanto a carreras tecnológicas, universitarias, los masterados y demás. Debido a que mientras se alcanza en cuanto a la educación, ésta se encasilla más hacia los hombres; por ello es que las mujeres, sobre todo las de los sectores populares, regularmente, llegan hasta el bachillerato o si llegan a la universidad, cuando se casan sus proyectos de vida, generalmente se truncan o no terminan la carrera. Por otro lado, muchas carreras cuentan con dificultad para que las mujeres puedan seguir carreras no tradicionales que normalmente están destinadas a los hombres, pero si llegan a ser parte de estas carreras no las ejercen, por el tema del rol doméstico que todavía subsiste, es un tema cultural demasiado pesado. La mujer dentro de la ESFERA LABORAL
Cuéntenos, ¿cuál es la razón detrás de las mujeres y su desarrollo dentro de la esfera laboral?
Según los datos de ONU Mujeres, hemos llegado al 40 por ciento de jefaturas de hogar, lo que implica que aquellas madres que tienen 2, 3 hasta 4 hijos, al ver la impotencia de no poder resolver el tema educación, cuidado, salud, y todo aquello que se relacione en torno a los niños, las orillan a renunciar. Es así que los contratos formales en entidades públicas o privadas están en manos de los hombres y la informalidad está en manos de las mujeres, porque ellas regularmente renuncian para poder vivir de algo y empiezan a vender artículos o a trabajar desde la casa, puesto a que no existe corresponsabilidad con los padres, y esto es muy grave para las mujeres, ya que eso ha impedido que el tema laboral sea un derecho igualitario entre hombres y mujeres.
Entonces, ¿qué implica la brecha salarial entre hombres y mujeres?
Hubo un tiempo en que los salarios de los hombres y las mujeres marcaban una clara diferencia en una misma carrera o puesto de trabajo, las mujeres ganaban un porcentaje menor en comparación con los hombres. Sin embargo, principalmente por marchas, movilizaciones y participaciones, las feministas fuimos exigiendo tanto al sector público como privado. En mi caso particular, cuando fui concejala enfatizamos en el tema de la igualdad salarial, independientemente si se es hombre o mujer, ya que la remuneración adecuada no tiene nada que ver con el tema de género. En cuanto a contratación pública, antes había exclusión, por ejemplo: si un ingeniero e ingeniera presentaban sus ofertas, se denotaba un sesgo para las mujeres, pues llegaban a considerar que ellas no podían presentar una oferta de construcción por solo ser mujer, pero aquello se ha ido corrigiendo, ahora se analiza la propuesta más eficiente y pertinente, al margen de quien la presente.
¿A qué se debe la diferencia entre el salario de las mujeres y hombres?
Se requieren estadísticas precisas que ayuden a identificar en qué carreras, en qué sectores, en qué territorios aún existe desigualdad, y eso nos permitirá construir políticas públicas. Se debería exigir al Estado que trabaje un poco más los datos estadísticos y, así, podamos identificar de mejor manera la igualdad o desigualdad entre hombres y mujeres en todos los campos, no solamente en el tema laboral. Por otro lado, hay que recordar que no es el hecho de construir políticas públicas, sino trabajar en el tema de sensibilización de las autoridades, de las funcionarias y funcionarios en varios ámbitos, para que cuando se tome decisiones realmente no solo se haga desde la normalización que existe de la violencia y exclusión de las mujeres, debido a que el machismo es un tema cultural, estructural y sistémico. Para ello, en lo laboral esto tienen que tener claro las autoridades y que desde un pensamiento de inclusión empiecen a desarrollar políticas precisas que eviten esta forma de discriminación, porque si se es machista y en la vida cotidiana a la mujer la veo de menos, cuando se construyan políticas internas se hará lo mismo.