El origen de la imposición de la ceniza surge a comienzo de los primeros siglos del Cristianismo, es así que en el siglo IV se determinó que la duración de la Cuaresma sería de 40 días. Según la religión Católica, el Miércoles de Ceniza es un día santo, de oración y de ayuno, además implica el comienzo al período de Cuaresma, que corresponde a las seis semanas de penitencia antes de la Pascua, que termina el Domingo de Resurrección. En la actualidad, el acto de imposición de la ceniza a los feligreses y creyentes católicos lo lleva a cabo un sacerdote, durante una Eucaristía, generalmente al término de la homilía: se hacen filas para colocar la señal de la ceniza en la frente de los fieles, y representa conversión o penitencia. ¿Qué hay detrás de la SIMBOLOGÍA?.
¿Qué representa el Miércoles de Ceniza para los cristianos/católicos?
El Miércoles de Ceniza no solo es una fecha importante del calendario litúrgico que se ubica entre el Carnaval y la Cuaresma, también es un día cargado de simbologías. Por un lado, el símbolo principal es la ceniza, que es hecha a base de las palmas que se bendicen y se queman un año antes, en el Domingo de Ramos. Asimismo, la imposición de la cruz con este elemento es una manera que la gente recuerde que de cierta forma venimos de la ceniza y estamos destinados a la ceniza, y esto es muy interesante desde lo simbólico y religioso. Más allá del Catolicismo u otra religión, es realmente una forma de reflexionar sobre la vida. De hecho, en un clásico de la literatura ecuatoriana, como lo es ‘Polvo y ceniza’, de Eliécer Cárdenas, que destaca la historia y biografía de un bandido lojano, realmente gira en torno a esta simbología de la precaria existencia de las personas como un tipo de análisis. Esta forma literaria se relaciona con esta celebración religiosa, ya que tienen la misma finalidad: meditar sobre la existencia y la vida de los humanos.
Entonces, desde la visión antropológica e historia, ¿de qué forma figura esta celebración?
Para comprender mejor el Miércoles de Ceniza hay que ir más allá de la identidad religiosa o de la imposición de parte de una iglesia, en este caso de la Iglesia Católica. Este día está marcado por una simbología que invita a reflexionar a las personas sobre su condición de seres humanos, sobre el fin de la vida… en sí, sobre el desarrollo de la personas durante el tiempo. Es así que los rituales existen en todas las culturas, no solamente en la cultura occidental o en la religión Católica, a lo largo de de la historia han existido ceremonias que, a menudo, reflexionan sobre el papel del ser humano en la historia, y es este aspecto de su rol en la vida.
¿Qué tipo de símbolos se puede ubicar dentro de esta celebración?
El elemento principal es la ceniza, y ésta remite a la continuidad que existe con los calendarios litúrgicos, ya que se produce con un año de anticipación. Sin embargo, otro símbolo que también es muy importante es el cuerpo, porque la ceniza es un material que está cargado antropológicamente, más allá de la religión Católica, debido a que se marca en el cuerpo representando la vida humana. Entonces, la manera sensorial de realizar este ritual, haciendo uso del tacto, invita a analizar sobre lo que constituye la vida, y este día es una puerta que da paso a la Cuaresma, período de penitencia y ayuno, y en este punto se potencia esta simbología, puesto que el ayuno es una práctica que se desarrolla mediante nuestro cuerpo, y toda práctica que se ejecuta con el cuerpo invita a evaluar la vida; es decir, se está realizando una actividad espiritual en el sentido más filosófico y profundo, más allá de las creencias de una u otra religión, sino que son cuestionamientos humanos que permiten, de alguna forma, hallarle sentido a la vida y a la forma de vivir.
Explíquenos, ¿por qué los rituales son tan representativos para el desarrollo social?
En ‘Los Ritos de Paso’, de Arnold Van Gennep, se analiza como los seres humanos practican rituales y como suelen tener calendarios ritualizados que llevan a prácticas que marcan los cambios en la vida de los seres humanos. Además, las ceremonias son fenómenos individuales y sociales; por ejemplo, el Miércoles de Ceniza no es un ritual individual, es algo colectivo que se lleva a cabo en comunidad. Este concepto de los ritos también se ubica en la Cuaresma, que genera una situación de liminalidad, lo que implica un período de transición y cambio, y dentro de ese período se crea una identidad compartida entre las personas que son parte de una misma comunidad.