En la urbe existen personas que reflejan el gran problema que implica esta enfermedad. El consumo de alcohol destruye vidas y desestabiliza la estructura social, pero, lo más intrigante es que habita silencioso entre la sociedad y nada más toma cuerpo cuando alcanza sus límites más crónicos; es decir, cuando se ha apropiado de un cuerpo, antes es normalizado. El alcoholismo como un problema de salud pública.
El Ministerio de Salud lo trata como un problema de salud pública que requiere una intervención integral contemplando la prevención y atención, ya que, es un factor de riesgo y causal de una alta carga de morbilidad, mortalidad, enfermedades y consecuencias sociales y económicas
A saber. Luis Lozada, responsable zonal de salud mental de la coordinación zonal 3, manifiesta que el alcoholismo es un problema de salud pública porque emerge en todas las esferas que envuelven al ser humano “una persona sana, no solo no debe presentar complicaciones en su organismo, sino también en su capacidad para autorealizarse, plantearse objetivos o ser productivo en la sociedad; así como alteraciones en su conducta, funciones mentales o motrices”.
Causa. Lozada explica que desde la neurociencia uno de los motivos para el consumo de alcohol es la búsqueda de placer y alivio de dolor físico y emocional que se consigue gracias las reacciones fisiológicas que produce.
En tal sentido, se da paso a la conducta de dependencia ya que mitiga esa sensación incómoda, pero al momento de la resaca, cuando viene el golpe de realidad, nuevamente aparece el dolor y las ganas de sosegarlo.
Dependencia. El individuo que consume alcohol de forma continuada sufre cambios en su cerebro que dificultan el autocontrol y la capacidad para contener el impulso por consumirlo.
Además, actúa como una estrategia inadecuada e inefectiva para solucionar problemas y regular emociones.
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