Hoy es el inicio de clases y, así también, el último año de quienes cursarán tercero de Bachillerato. Esta etapa no solo implica el fin de la Educación Secundaria, sino el decidir sobre la vida profesional, sobre el futuro. Algunos ya lo tienen resuelto, pero para quienes no esta idea genera miedo y puede ser un proceso frustrante. ¿Cómo podrían encontrar su vocación los más jóvenes?
¿Quién soy?, ¿cuál es mi vocación?
Sthefanny Barahona, coordinadora del DECE de la UESFN, manifiesta que la institución tiene un programa de orientación vocacional desde el primer año de Básica hasta el último de Bachillerat. En el mismo se trabaja más el plan de vida del estudiante, también se desarrollan ferias universitarias para atender las dudas sobre las carreras que sean de su interés. Otra actividad que destaca son los ‘intercambios’, porque les permite conocer otras profesiones, formas de vida y opciones económicas que mejoren su calidad de vida. Así, los estudiantes podrán encontrar su vocación.
Criterio. Luis Terán, psicólogo clínico, anota que la frustración y desorientación del estudiante se debe a un problema estructural del sistema educativo porque no genera una orientación integral hacia su vocación. No obstante, a pesar del déficit, ésta es una decisión personal. Lo importante es saber reconocer si lo escogido está siendo netamente influido por el entorno familiar, contexto social, simbólico y económico o realmente gusta, tanto que lo hará con ganas.
Consejo. Para Terán es necesario el autonocimiento, ser real con la historia personal, no pensar en un proyecto de vida porque es una idea adulta para la edad o ‘ser alguien’, porque ya lo son, sino escoger en base a quién soy, qué me gusta, a dónde quiero ir, qué me hace feliz hacer… y vincularlo con una opción profesional. En todo caso, si se equivocan, aprender y continuar…
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