La universidad debe salir y replegarse a la sociedad, enfatiza Aquiles Hervas Parra, que agrega que sí hay futuro con decisión y propuestas. Al final la Universidad debe ser Coherente con los estudiantes y con la sociedad.
¿En este tiempo de crisis cuál ha sido la función de la academia?
En esta circunstancia de la historia me parece que podríamos cambiarle el tiempo del verbo, es decir, ¿cuál debería ser la función de la academia? Así, me parece que es una oportunidad histórica para articular la educación como eje central de todos los demás procesos, de lo económico, de lo político, de lo cultural.
¿Por qué es clave?
Lo que se viene como poscrisis presenta muchos escenarios de incertidumbre, pero también muchas oportunidades en términos de la transformación del modelo económico del país, y para esto los centros educativos son centrales.
Si bien nadie puede predecir el futuro, estamos hablando de una economía pospetrolera caracterizada por la economía cultural, por los bienes de lo que principalmente ahora se ha detectado como uno de los aspectos débiles de la humanidad, que es su inmunología, y ¿qué curioso?, América Latina, en términos ancestrales, identitarios, ha estado siempre caracterizada por establecer su cultura alrededor de los alimentos, entonces, eso también presenta una oportunidad económica que tiene que ver con la posibilidad de centralizar al Ecuador o regiones como América Latina en proveedores de la inmunología verdadera del futuro, es decir, buena calidad alimenticia.
¿Cómo hacerlo?
Para esto, evidentemente, debe vincularse a la necesidad de que haya nodos de conversión de nuestro sistema agroalimentario, entonces, ahí el rol de la academia es vital, es inmenso: ¡salir!, y en eso sí debemos ser críticos, salir de esa reclusión, de ese puertas adentro que la ha caracterizado, y replegarse hacia la población, hacia los territorios, tanto en términos de la educación formal como de las estrategias informales para poder unir estas piezas.
La crisis ha desnudado muchas problemáticas, y una de ellas en el sistema educativo, ¿qué hacer para subsanarlo?
Principalmente, reconocer la brecha inmensa que existe todavía entre ciertos sectores, como el urbano y el rural, y ahí hay una deuda histórica que aún no ha sido saldada y que, más bien, nos encuentra en dificultades, porque todo el mundo está hablando de accesibilidad tecnológica, y el sector rural no tiene las mismas oportunidades para aquello; sin embargo, vuelvo a insistir en esta noción central: si no convertimos a la educación en estrategia central para superar la crisis y poder crear un escenario poscrisis, difícilmente podremos permitirnos superarla.
La situación demostró que el petróleo no se come, en cambio la agricultura y la ganadería son vitales, ¿la academia coadyuva a mejorar estas actividades?
Son muy pocos los proyectos que se han visto y por eso, posiblemente, es que la universidad no ha sido defendida por el pueblo en momentos delicados como éste, porque la universidad hace mucho tiempo le ha dado las espaldas al pueblo, y esto no es culpa de los estudiantes ni de una buena cantidad de profesores que tienen conciencia, esto es responsabilidad de quienes han administrado las universidades como élites y se han ido recluyendo a la interna, creando sistemas de acomodo; en ese sentido, lo que va pasando es que se olvidan de la realidad agrícola, ganadera, cultural que tiene un territorio como Chimborazo y, posteriormente, lo que va sucediendo es que no tienes esa articulación en red que debería existir y, por lo tanto, en momentos como éstos, que nos agarran repentinamente, ante una circunstancia difícil, pues, estamos desarmados del vínculo educación-sociedad. Ese vínculo hay que recomponerlo, es urgente. Yo no veo otro actor tan importante como éste.
Existen “carreras saturadas”, ¿no es momento de estructurar nuevas?
Por supuesto, es otro elemento de la agenda, que es larga, es todo un programa que hay que hacer, principalmente orientado a que si, por ejemplo, estamos hablando de economía cultural, distritos alimenticios, de sistemas agroalimentarios… todos esos elementos que conforman un modelo productivo distinto para nuestros territorios locales y nacionales, tienen que empujar a que las universidades y las escuelas politécnicas reconviertan su oferta para poder tener profesionales que vayan alimentando ese tipo de nuevas estructuras económicas y nuevas estructuras de política pública (…) seguir graduando profesionales en áreas tradicionales que, probablemente, en nuestro país están ya en un punto máximo de saturación, ya sería un grave error.
¿Cuál debe ser la postura de la sociedad hacia la academia y viceversa?
La universidad debe ser coherente con su función, más aún si es que es la educación pública, a pesar de que todo tipo de universidades y todo tipo de educación en este país está obligada constitucionalmente a responder al fin social de la educación, por lo tanto, tiene que dejar de darle la espalda a la sociedad, tiene que dejar de pensar solo puertas adentro, en prebendas, en grandes sueldos… estas élites administrativas si no van a estar a la altura de la historia tienen que dar el paso a un lado.