Entre las calles Argentinos y Darquea se encuentra situada la casa de don Vidal Benigno Vallejo. Timbramos y fue él quien nos recibió, siendo su primera frase: “buenos días, lo recibo con el mayor agrado”, invitándonos a pasar a la sala. Vidal Vallejo y su pasión: la música.
Él camina lento, pero seguro. Ya dentro de su propiedad, que está en la lista de inmuebles patrimoniales, porque ya tiene como 100 años, la misma que la adquirió a un banco, porque estaba en proceso de remate. El inmueble es muy amplio, acogedor, pero debido a los años ya demanda de una urgente intervención. Bueno, luego de casi 30 minutos de conversación prendimos la grabadora para que nos describa su vida, los amores de juventud, su familia, la docencia y la labor como maestro de capilla en todas las iglesias de Riobamba, como Santa Rosa y la Loma de Quito, entre otras.
Es padre de siete hijos: Kléver Vicente, Iván Cristóbal, Guido, Jhony Clemente, Blanquita, Ángel Roberto y Gabriel, de quienes no se olvida ni por un instante, pues, siempre está pendiente de ellos y, naturalmente, de sus nietos, que constituyen la nueva generación de su vida.
Vidal Vallejo, músico, maestro de capilla de casi todas las iglesias de Riobamba, docente y padre de siete hijos, nació en la parroquia Pungalá, el 24 de septiembre de 1928. A los 5 años migró a Riobamba para estudiar en la Escuela “Juan Bernardo de León” y, dos años más tarde, a los siete, partió con destino a Guayaquil, el “Puerto Principal del Ecuador”, acompañando al canónigo Virgilio Astudillo, de Punín, de quien era su asistente y cuya principal tarea de todos los días era hacerle los mandados y leerle los periódicos, de ahí su mayor afición por la lectura, lo que hace hasta los presentes tiempos, en los que está por cumplir 93 años.
Allí estudió en la Escuela “Sociedad Filantrópica del Guayas”, y cuenta que en ese tiempo era obispo de Guayaquil Mons. José Julio Heredia, oriundo de Licto, por lo que considera haber disfrutado de buenas compañías, sobre todo religiosas. A los 10 años tuvo un profesor de música de apellido Guzmán, con él aprendió música religiosa en Latín; a los 11 años tuvo como profesora a Amadita González, docente del Conservatorio de Música, con quien aprendió música gregoriana; a las 12 años cantó en la Misa del Templo de El Sagrario de Guayaquil; a los 13 años y medio regresó a Riobamba porque falleció el canónigo Astudillo y, como popularmente se dice: “muerto el ahijado se acaba el compadrazgo”, desde los 15 hasta los 18 años estuvo en el Colegio “Salesianos”, en el que acompañaba con la música las misas, y como vio que ganaba muy poco en Riobamba se fue a Guayaquil, comenzando en la Iglesia El Sagrario de organista y luego recorrió todas las iglesias, pero también trabajaba como cobrador del almacén “Winsor”, donde hizo muchas amistades; pero, justo cuando “iba de lo mejor y tenía 25 años” llegó su madre y le dijo: “vamos a la Sierra”, regresando a trabajar en la Iglesia de Sicalpa, cantón Colta, siendo ahí donde conoció a su amada esposa.
Recuerda que cuando superó el cuarto de siglo de existencia se casó con María Trinidad Godoy León, también descendiente de una familia de músicos, con quien hasta la fecha comparte, con toda ilusión, aquel amor de la juventud, y no rompe aquella promesa del matrimonio de: “amarnos hasta que la muerte nos separe”.
Cuando pernoctó en Sicalpa fue llamado a trabajar en la Iglesia de Santa Rosa, para luego, por invitación de Mons. Leonidas Proaño, pasar a laborar por 11 años en La Catedral de Riobamba. Recuerda que “con un señor alemán” repararon los órganos de La Basílica y San Alfonso, pero no lograron hacerlo con el de La Catedral, porque faltaban como 100 tubos y Mons. Proaño ordenó que se guarde. En la Loma de Quito trabajó de organista por 14 años, de 1966 a 1980.
En 1963 fue llamado a la Dirección de Educación siendo director Luis Alfredo Costales, y le dieron el cargo de profesor de música de las escuelas “5 de Junio” y “14 de Agosto”, de los jardines “Luis Humberto Falconí” y “Eloy Alfaro”, pero, de pronto, le enviaban a Cumandá, Alausí, esto cuando era supervisor de Educación Ricardo Ingavélez. Posteriormente, ganó un concurso y pasó al Colegio “Cap. Edmundo Chiriboga”.
Don Vidal dice estar camino a los 100 años, pues, ha vivido de la música, ha tocado en los templos de oración como las iglesias, al igual que en las aulas que se constituyen en verdaderos templos del saber, donde laboró, como el “Pensionado Olivo”, “La Salle”, “María Auxiliadora”, “Cap. Edmundo Chiriboga” y “Vicente Anda Aguirre”.
En su vida profesional fue maestro de música de varios planteles educativos y fundador del Colegio de Música “Vicente Anda Aguirre”, donde creó el Grupo de Cámara. Además, fue miembro el grupo de música “Adagio” por 25 años, y es el autor de la música del Himno de la Escuela “5 de Junio”, además de haber escrito varios poemas y canciones.
Recuerdos
– Tuvo la suerte de ser amigo de Gerardo Arias y Arias, autor del Himno a la Provincia y tiene el original de la letra y música, que le dejó y desea entregar a un Museo.
– En la concentración de las escuelas de la ciudad de Riobamba, con la presencia del presidente José María Velasco Ibarra, tocó el Himno Nacional del Ecuador.
– Fue miembro del grupo de música “Adagio” por 25 años y también creó el Grupo de Cámara del Colegio “Anda Aguirre”, el que era invitado a participar en todos los eventos de la ciudad.
– El alcalde Arnaldo Merino apoyó en la creación del Colegio de Música “Vicente Anda Aguirre”, incluso ayudó para que el personal se prepare en Quito.
– El 13 de abril de 1995 se acogió a la jubilación en el Magisterio de la provincia de Chimborazo.