El país vive momentos de incertidumbre, esto debido al problema del coronavirus, pues, hay poca actividad económica. La crisis a generado cambios en Riobamba. Recordemos que no podemos exigir que todos seamos iguales, pero sí podemos demandar que a todos se nos respete por igual, porque esa es la única manera de vivir en conformidad y disfrutando de una democracia saludable.
Tenemos que ser tolerantes y saber escuchar, por eso Dios creó al ser humano con dos oídos y una sola boca, lo que significa que debemos escuchar de lado y lado y emitir una sola reflexión para encontrar una solución, es decir, escuchar más y hablar menos.
En verdad, esta crisis no viene por una falla del gobierno, sino de un problema de orden mundial, pero que perjudica a los 17.5 millones de ecuatorianos, incluidos los que están en el poder y los que viven en la indigencia, los que luchan por intereses particulares y los que no duermen por ayudar a los desposeídos.
Asimismo, las malas noticias generan intranquilidad y recorren el mundo provocando inestabilidad en las relaciones internacionales, pero, más allá de los desacuerdos está el deseo de los ecuatorianos por encontrar un nuevo rumbo y un mañana mejor, a fin que las actuales y futuras generaciones tengan un mejor porvenir; pero lograr esto no solo es responsabilidad de los que están en el poder, sino también del común de los ciudadanos, y si en verdad todos queremos un país diferente, esto solo lo lograremos con la activa participación de la gente entusiasta y de las autoridades honestas.
Para lograr un Ecuador diferente se debe concretar la participación de todos los actores, recordando siempre que las crisis sirven para meditar, para cambiar las cosas en bien de la comunidad, pues, la lucha contra la pobreza se realiza desde todos los frentes.
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