Costureros de la historia/ Una de las particularidades de la Plaza Roja de la ciudad, es contar con costureros que brindan su servicio de manera instantánea, tanto a ciudadanos locales como a turistas nacionales y extranjeros.
Trayectoria. Wilson Pilco, presidente de la plaza Juan Bernardo de León “La Concepción” de Riobamba, contó que trabaja hace 32 años como costurero en la Plaza Roja, esto como legado puesto que sus padres dedicaron su vida a coser. “Desde niño, cuando tenía unos 13 o 14 años, aprendí”, sostuvo. Pilco expresó que el trabajo que realizan es importante, no solo porque arreglan prendas en el momento, sino porque cada año suelen confeccionar trajes que representan a los personajes del tradicional Pase del Niño.
Admiración. En los recuerdos de Pilco están los turistas extranjeros que se admiraban al ver que aún ellos usaran máquinas tradicionales. “Ellos se sentaban a nuestro lado a tomarse fotos porque decían que nuestras máquinas en sus países están solo en museos”, indicó.
Caso. La Plaza Roja no solo es un ícono de historia en Riobamba, sino también de amor, Luis Pilco, es uno de los costureros que con 35 años trabajando en el lugar, conoció a su esposa por su servicio de costura, se enamoró, se casó y se unió a la plaza.
Situación. Actualmente hay 7 stands de costura en la plaza, presentes solo los miércoles y sábados tras medidas tomadas por la pandemia, Luis contó que ahora los ingresos han bajado, pero que se mantienen firmes porque tienen clientes fijos y en honor a la tradición.
Datos Históricos
Temporalidad. Según Luis Pilco, la modalidad de brindar servicios de costura en la “Plaza Roja” radica hace mínimo 60 o 65 años atrás, con comerciantes guaneños.
Economía. Los costureros ofrecen calidad en el trabajo y a precios económicos; así, compara Luis que hacer un pantalón en la plaza sale hasta en 10 dólares, mientras que en una almacén cobran 15 dólares.
Inicios. Comerciantes contaron que en los inicios la plaza se llenaba por completo, no había espacios entre los vendedores porque muchos salían a ofrecer sus productos… una tradición que se mantiene.
Última de una época dorada
Testimonio. María Cruz Ruiz es una señora de setenta y cinco años de edad. Es la única comerciante de la primera generación guaneña que llegó a la plaza, los demás ya fallecieron o se retiraron. Ella contó que lleva aproximadamente 60 años trabajando en el lugar, vende zapatos, ha sido quien pudo presenciar directamente los cambios en la plaza, y enfatizó que antes todo se llenaba y las ventas eran constantes.