Lucharé hasta el último aliento de mi vida

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Testimonios de Vida: “Para mí ha sido una gran prueba, ya que nunca me imaginé que me iba a pasar; me hizo pensar que antes de la enfermedad desaproveché muchas cosas por compartir con mi familia, amigos, con las personas que guardo en mi corazón, y en el momento que enfermé me vi mal y añoré todos esos momentos que se me fueron sin que pudiera haberlos aprovechado”, nos cuenta Fabiola Margoth Bonifaz, quien a sus 52 años de edad lucha con fe contra el cáncer de mama desde hace dos años. 

Testimonios de Vida
Testimonios de Vida: Lucharé hasta el último aliento de mi vida. http://54.163.33.106

Enfermedad. El cáncer de mama es una temida enfermedad en la cual las células de la mama se multiplican sin control. Existen distintos tipos de cáncer de mama.

El tipo de cáncer de mama depende de qué células de la mama se vuelven cancerosas. El cáncer de mama puede comenzar en distintas partes de la mama, se pudo conocer.

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Fabiola es una mujer riobambeña valerosa, que ya lleva dos años luchando contra el cáncer. “La lucha es muy dura, me ha tocado afrontar mucho dolor, mucha depresión, angustia y desesperación, y es muy duro porque no se sabe cuánto tiempo le queda de vida a una”.

El motor principal para seguir con la lucha ha sido su familia, es decir sus hijos y su nieta, que son quienes le alientan a seguir adelante “porque necesito vivir, pues ellos me necesitan”. Esta difícil prueba le ha enseñado a valorar más la vida, “porque al abrir los ojos es una bendición, es un día más de vida para disfrutar del aire, del sol… de todo”.

El tema del tratamiento es complejo, “la medicación te traen varios problemas, la depresión es la que más le ataca a uno, entonces toca luchar a diario contra eso, y sin el apoyo de los seres queridos no fuera posible hacerlo; creo que si estuviera sola no le hubiese podido contar esta historia este momento”, dijo Fabiola. Las quimioterapias es otra gran prueba que se debe afrontar.

“No le deseo a nadie, ya que sin una fuerza interior grande no se le podría afrontar, porque son dolores insoportables, eso provoca vómito, estreñimiento, llanto… en fin, son unos dolores muy fuertes que a uno a veces no cree que podría soportar, pero no es imposible mientras tengamos un aliento de esperanza”. El cáncer de mama es una enfermedad costosa.

“Si uno no tuviera dinero a uno le tocaría hacerse a la idea de morir, porque esta enfermedad es sumamente cara; al inicio de mi enfermedad gasté mucho dinero, pero, afortunadamente el Ministerio de Salud Pública y el MIES costean gran parte de mi enfermedad, ya que hay algunas cosas que en los hospitales públicos no tienen, y uno tiene que acudir a lo particular; aquí tenemos la quimioterapia, pero para recibir la radioterapia no hay en Riobamba y toca ir a otras ciudades del país, esto de acuerdo al cupo disponible… y todo eso nos significa costos”…

“Conocí de cerca el cáncer”

Doménica López es hija de Fabiola Bonifaz, quien mantiene una dura lucha contra el cáncer de mama. “Dome”, como le llama su mamá, se constituyó en uno de los soportes para afrontar la enfermedad.

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Situación. “Mi experiencia al conocer al cáncer cara a cara ha sido muy dura, y creo que es más cuando lo padece uno de los pilares fundamentales de tu hogar, y si esto me paso a mí, le pasó a mi familia, le pasó a mi mamita, desde hoy ya hace 3 años que tuve que acogerle a esta enfermedad del cáncer como un miembro más de mi familia, aunque para mí era un total desconocido, claro, lo había escuchado y a veces hasta me espantaba, pero nunca lo había visto tan cerca como cuando me vi en una clínica junto a mi familia recibiendo la noticia en la cual me decían que mi madre padecía cáncer de mama”, contó la joven.

Etapas. Esta enfermedad tiene sus fases: “la primera fueron las dudas, la intriga, el dolor y también los pensamientos que a uno lo consumen; la segunda, que es la realización de una serie de exámenes para detectar la ubicación de este patógeno y la fases más importantes, donde tenía que reinar la misericordia de Dios.

Llegó una donde me despedí de mi mamita arrodillada en el suelo y con incontables lágrimas cogiéndole la mano hasta el último instante en que se la llevaban al quirófano para extraer su seno, y ese día los segundos parecían minutos y los minutos se convertían en interminables horas… de pronto la noticia más esperada de ese día llegó de boca de una enfermera: ‘la paciente salió con vida, está bien’”, contó

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