Son 18 años de la erupción del volcán Tungurahua considerada como una de las más fuertes de su proceso eruptivo.
El 16 de agosto de 2006, el volcán Tungurahua, en Ecuador, experimentó una de sus erupciones más devastadoras.
El volcán cubrió áreas circundantes con ceniza y material volcánico tras un día de intensas explosiones.
El denso manto gris se asentó sobre los poblados rurales de Baños y Penipe, así como en las ciudades de Ambato y Riobamba. Las casas de Palitahua, ardían en fuego.
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Daños provocados por la erupción del volcán Tungurahua
Los flujos piroclásticos cubrieron Palitachua, destruyendo el puente y aplastando las casas, dejando un paisaje gris y humeante.
Patricio Ramón, un experto en vulcanología retirado del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica, recuerda los momentos más intensos de la erupción del volcán Tungurahua en sus casi 20 años de actividad eruptiva.
Ese 16 de agosto, el vulcanólogo monitoreaba este coloso, cuya reactivación comenzó en septiembre de 1999.
Seis personas fueron quemadas por los flujos piroclásticos y se quedaron en Palitahua. Las cinco fallecieron de inmediato, mientras que la sexta murió unos días más tarde debido a las intensas quemaduras.
Ramón recuerda que a la 01:00 del 17 de agosto, los flujos llegaron rápidamente a esta zona y los pobladores no pudieron escapar a tiempo.
Durante la mañana y mediodía del 16 de agosto, se llevó a cabo la evacuación del resto de habitantes después de observar y conocer el aumento de la actividad eruptiva superficial.
Los flujos piroclásticos indicaban que iba a haber algo más grave en el Tungurahua. Estos son peligrosos debido a que viajan a velocidades de hasta 150 km/h y alcanzan temperaturas de entre 300 y 500 grados centígrados.
Como resultado, su impacto es extremadamente severo, tal como sucedió en Palitahua.
Durante siete años, el volcán Tungurahua no había tenido una erupción significativa como la que tuvo lugar el 16 de agosto de 2006.
Después de casi cien años sin actividad eruptiva constante, el volcán Tungurahua se convirtió en el primer volcán en despertar en Ecuador.
El Instituto Geofísico estableció un conjunto de cámaras para vigilar el coloso todos los días, incluso durante la noche.
Además, se estableció el Observatorio del Volcán Tungurahua, un lugar donde el geofísico supervisaba y analizaba el comportamiento de la montaña volcánica.
Actualmente, el volcán Tungurahua se encuentra en una etapa de reposo tras casi dos décadas de actividad eruptiva continua.
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